MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
En Colombia hay una aparente paradoja: mientras miles de jóvenes no encuentran trabajo, muchas empresas no encuentran trabajadores. Según el Dane, la tasa de desempleo juvenil alcanzó 17,1% en abril de 2025, el doble de la tasa nacional. A esto se suma que uno de cada cuatro jóvenes (24,2%) entre 15 y 28 años ni estudia ni trabaja; más de 2,6 millones de jóvenes. Al otro lado del mercado laboral, las empresas también enfrentan un cuello de botella. La última encuesta de escasez de talento humano de ManpowerGroup muestra que 66% de los empleadores en Colombia tienen dificultades para encontrar el personal que necesitan. Los sectores con mayores dificultades son tecnologías de la información, salud, y logística. Colombia está atrapada en una brecha estructural entre la oferta y la demanda de capital humano.
Pero este no es solo un problema de desempleo: es un problema de productividad. Según The Conference Board, la productividad laboral en Colombia -medida como el PIB por hora trabajada- fue de US$20,5 en 2024. Es decir, apenas 32% del nivel de la Unión Europea (US$63,2), y menos de 25% del nivel de Estados Unidos (US$85,5). Colombia produce poco, no porque no trabaje, sino porque no lo hace con las competencias adecuadas. Y si la productividad es baja, los salarios también lo son, y la economía no crece de forma sostenida.
Una de las razones por las que los países desarrollados logran mayor productividad es que han entendido el valor de la formación técnica y tecnológica (T&T). En Alemania, por ejemplo, más de 45% de los jóvenes elige este tipo de formación y muchos sectores como la manufactura, la salud o la construcción tienen más trabajadores técnicos que profesionales universitarios. En Suiza o Austria, los técnicos pueden ganar salarios incluso superiores a los de los profesionales, sobre todo en sectores de tecnologías de la información. La formación T&T no es una opción de segunda: es una alternativa potente para generar empleo, productividad y equidad.
En Colombia, sin embargo, la formación T&T sigue siendo vista como un camino de baja calidad y escasa proyección laboral. Y en parte lo es, porque no responde a las necesidades del aparato productivo. La oferta formativa está desconectada de los sectores que más demandan talento. Esto crea un círculo vicioso: los programas no son pertinentes, los egresados no consiguen buenos empleos, los salarios son bajos y la productividad sigue estancada.
TEC Alianza, una iniciativa conjunta entre la Universidad de los Andes y Colsubsidio, busca romper ese círculo. Su objetivo es ofrecer formación técnica y tecnológica pertinente, basada en las necesidades reales del sector productivo, con metodologías de alta calidad y conexión directa con el empleo. La pertinencia no es solo una palabra de moda: es la vía para lograr empleabilidad digna, mejorar las trayectorias de vida y los ingresos de las personas y fortalecer la competitividad de las empresas. Si formamos técnicos y tecnólogos que resuelvan los problemas reales de las organizaciones, la productividad aumentará, los salarios crecerán, y el país podrá aprovechar el talento que hoy está desperdiciado.
Este debilitamiento de legitimidad democrática, sumado a polarización creciente, es terreno fértil para los liderazgos autoritarios
Con una reforma laboral cada vez más cercana, la innovación también debe estar en cómo se vincula el talento humano, en cómo se gestiona la eficiencia laboral, entre otras cosas
Viene un periodo de violencia política, de amenazas constantes, de narrativas de odio y de mayor polarización, lo cual pondrá a prueba la fortaleza de nuestras instituciones