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Analistas 06/12/2023

¿Ya no nos están matando?

Maritza Aristizábal Quintero
Editora Estado y Sociedad Noticias RCN

Dos masacres en Santa Fe de Antioquia, asesinadas seis personas; masacre en Palmira, mueren tres personas; masacre en Santa marta tres víctimas; masacre en Villanueva, Casanare, tres muertos; masacre en Ipiales, Nariño, tres muertos; masacre en Algeciras, Huila, cuatro asesinados; Masacre en Jamundí, cuatro muertos; masacre en Puerto Berrío, Antioquia, cuatro muertos; masacre en Trujillo, Valle, tres víctimas; masacre en el Peñol, Nariño, tres personas asesinadas; masacre en Bogotá, cuatro muertos; masacre en Santander de Quilichao, tres muertos; masacre en Miranda, Cauca, tres víctimas; masacre en Bello, Antioquia, tres muertos. Así seguimos contando hasta llegar a 90 masacres en lo que lleva 2023 y 123 masacres desde que llegó el presidente Gustavo Petro al poder.

Y esto no se trata, ni mucho menos, de responsabilizar de cada muerte al gobierno. En Colombia un país que tiene más grupos armados y bandas delincuenciales que municipios, el problema de la violencia es estructural: no aparece ni desaparece en cuatro años. Pero lo que choca es la hipocresía de quienes hace pocos meses criticaban muy cómodos y hacían tendencias embarcándonos en una supuesta campaña de defensa de la vida, pero hoy ignoran las cifras y descuidan que son los que tienen el poder. Hace año y medio retumbaba en redes sociales el “nos están matando” en cambio hoy el silencio y la indiferencia aturde. El Ministro de Defensa, que debería estar viajando a cada región donde se presentan estos hechos, ni siquiera se pronuncia y cuando lo hace, acosado por los micrófonos de los periodistas, da repuestas vagas y tibias que parecen más del analista político poco estructurado de un panel de opinión que del encargado de la política de seguridad. El presidente Petro, que muy eficiente llevaba la cuenta de las masacres mientras era Senador, hoy está más concentrado en responderle a los que gritan “fuera Petro”, en repostear a actores de Hollywood que lo adulan, en desmentir medios de comunicación o en impostar periodistas. Apenas hace algunas horas se refirió al tema, pero careció de la contundencia con la que lamentaba los casos antaño, no hablo como el líder que proclamaba que Colombia sería “Potencia Mundial de la Vida” y en cambio sí levanto el espejo retrovisor para apuntar que todo es producto del gobierno anterior, “hacer trizas la paz trae esas consecuencias”, dijo.

Al ignorar las masacres, el presidente consigue rápidamente que se pase la página a otro escándalo en el país y al mismo tiempo se desconecta de la Colombia profunda. Carece de empatía porque mientras a muchos nos siguen doliendo los muertos, él voltea la cara para señalar y solucionar los problemas de los vecinos y de los más lejanos.

Presidente, estos actos de violencia indiscriminada, perpetrados por diversos grupos armados, han dejado cicatrices profundas en comunidades enteras, los “nadie” que lo eligieron a usted. Las masacres, marcadas por su brutalidad y falta de humanidad, no solo arrebatan vidas inocentes, sino que también dejan a las comunidades sumidas en el miedo y la desconfianza. Es necesario que el gobierno colombiano reconozca la urgencia de tomar medidas contundentes para proteger a sus ciudadanos. La inacción prolongada solo perpetúa un ciclo de violencia que amenaza la estabilidad del país.

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