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Analistas 16/02/2022

Maquinaria: el valor de su voto

Maritza Aristizábal Quintero
Editora Estado y Sociedad Noticias RCN

Las maquinarias que tan famosas se han vuelto en esta campaña son hasta cierto punto necesarias y desde cierto punto abominables. Aunque la palabra se haya desprestigiado, representan la estructura de un partido disciplinado y al mismo tiempo la perversión de la democracia cuando sucumbe ante el poder corruptor del dinero. Detrás de la maquinaria puede estar la idea de un político que arrastre cientos de electores con voto de opinión, acompañado de bases que se mueven por movimientos barriales o ciudadanos, o puede estar el dinero sucio del narcotráfico, la violencia o simplemente la corrupción de un cacique o un clan regional que mucho tiene y poco pierde en la compra de votos. Algo tan sagrado como elegir un político ahora es el más bajo ejercicio de negociar la conciencia a costa de acabar la confianza y golpear la institucionalidad.

En resumidas cuentas, hay maquinaria buena y hay maquinaria mala. La maquinaria buena es necesaria para fortalecer el sistema político, para identificar ideológicamente a los partidos y para que, ya en el ejercicio de lo cotidiano, las fuerzas puedan aportar efectivamente a la gobernabilidad o al control del mandatario de turno ¿Y las maquinarias malas? Son esas que no se mueven por una idea, que desvirtúan la identidad de los partidos y movimientos y que solo se mueven al ritmo de chequera o caja registradora en mano. Esas maquinarias transan el hambre y la miseria de la gente con una cuota de $50.000 o $100.000. No persuaden con propuestas, sino que convencen con un billete, un bulto de cemento, unas tejas o unos ladrillos; juegan con la necesidad inmediata de la gente para llegar al poder y ya allí dedicarse a enriquecerse y pagar favores.

A esas maquinarias deben cerrarle la puerta los partidos y las coaliciones. Pero no nos equivoquemos, no lo harán, no están interesados, al final de cuentas se trata de medirse en las urnas y las maquinarias garantizan votos comprados, pero votos, al fin y al cabo. Es por eso que la responsabilidad esta en usted, en mí, en todos los ciudadanos.

Y acá el llamado no es solo a revisar los nombres individuales de los candidatos a la Presidencia, es mirar con lupa también las listas al Congreso. Allí sí que hay maquinarias y ese es el mayor peligro que se cierne sobre las consultas presidenciales. Los mismos gamonales que se van a hacer elegir senadores o representantes pueden comprar el voto en combo: exigirán a sus “clientes” que vayan con el tarjetón del Congreso debajo de un brazo y el de la consulta debajo del otro.

Entienda algo: su voto vale más que esa migaja que hoy le ofrecen ¡No lo venda!, su conciencia se lo agradecerá los próximos cuatro años ¿Qué gana con cambiar su voto hoy por un billete, si mañana no va a tener agua potable en su pueblo, si se van a robar la plata de la adecuación de la escuela, la carretera o el centro de salud?

Ese político que hoy le paga a usted una “chichigua” mañana terminará con los bolsillos llenos y repartiendo el dinero público. Mejor dicho, nada es gratis, usted cree que hoy gana con esos $50.000, pero a la larga está perdiendo una fortuna en bienestar para su familia y su comunidad. Usted decide: la maquinaria de las ideas y las propuestas serias, o la maquinaria de la compra de votos que matara al país por la miseria y a usted por el hambre.

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