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Analistas 21/10/2023

Que la geografía y el código postal no nos marquen

Marieli Alfonzo
Gerente General Roche Pharma

Para nadie es un secreto que la reforma a la salud, actualmente en trámite en el Congreso de la República, ha generado los elogios de unos y las críticas de otros. A pesar de esas diferencias, una de las iniciativas de dicho articulado que goza del apoyo unánime de todos es la que busca llevar la salud a los territorios y nivelar su calidad a la altura del servicio que reciben los habitantes de las zonas urbanas.

A la luz de las cifras, es un tema que no tiene discusión. Así vamos en Salud, centro de pensamiento del sector, encontró que 62% del territorio colombiano es rural y precisamente allí es donde se evidencian las grandes desigualdades que desembocan en deficientes resultados en salud. El Ministerio de Salud, por su parte, señala que 630 municipios de 1.102 que tiene el país, no cuentan con IPS en zonas rurales. Esto quiere decir que 56% de estos no tienen puntos de atención para la población, y están sin acceso. Según datos del mismo Ministerio, la zona urbana concentraría 90% de los servicios de salud, mientras que la rural contaría apenas con 10% de red tanto pública como privada.

En ese contexto, las enfermedades de alto costo, como el cáncer, son un gran desafío y cabe aclarar que lo son en todas las zonas apartadas de las urbes en el mundo, no solo de Colombia. Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) señalan que la reducción de la tasa de mortalidad por cáncer es más lenta en las áreas rurales que en las zonas urbanas debido a que el aislamiento afecta el acceso al tratamiento de cáncer y a la información sobre prevención y diagnóstico. Un estudio publicado en MedlinePlus en 2021 concluyó que vivir en un área rural presenta desafíos en el cuidado de la salud mucho más grandes que en las áreas urbanas porque las comunidades rurales tienden a tener, entre otros factores, tasas más altas de pobreza, menor acceso a la atención médica porque las clínicas y los hospitales están lejos, y tasas más altas de problemas de salud crónicos. Además de la ubicación geográfica influyen factores como la educación y el género. Ser mujer es un factor determinante de inequidades sanitarias, según la OMS.

Si se detecta oportunamente, el cáncer puede tratarse y superarse a costos inferiores, lo cual es significativo si se tiene en cuenta que para 2021 solo el cáncer de cuello uterino costó en el mundo US$1,16 billones, cifra similar a la deuda externa de algunos países, de acuerdo con la Unión Internacional para el Control del Cáncer (Uicc).

Los cánceres de cuello uterino y de mama aumentan los costos de la enfermedad según el grado del estadio tumoral; por ello, los estadios tempranos son de mejor pronóstico y generan menor costo; mientras que los avanzados aumentan el costo de manera importante.

La buena noticia es que para algunos tipos de esta patología hay métodos diagnósticos que permiten encontrarlo precozmente. En cuanto al cáncer de mama para muchas mujeres, las mamografías son el mejor método para detectarlo en sus etapas iniciales, antes de que sea lo suficientemente grande para que se sienta al palpar o cause síntomas. Pero, por los factores mencionados, muchas mujeres no tienen acceso a estos métodos de diagnóstico.

En el caso del cáncer de cuello uterino, existen pruebas que detectan el VPH, el virus que lo provoca, y son asequibles en el Sistema de Seguridad Social de Colombia. Según el estudio “Inequities in cervical cancer screening among Colombian women” en Colombia la probabilidad de tener una prueba de virus de papiloma (VPH), que sirve como indicador del riesgo de cáncer de cuello uterino, está asociada a atributos personales, al lugar de residencia y a la presencia o no de la educación en su localidad. Por eso es conocido como el cáncer de la inequidad.

La OMS señala que 90% de los nuevos casos y muertes en el mundo por este cáncer tuvieron lugar en los países de ingresos bajos y medianos como Colombia. Mientras en países como Suiza esta patología ocupa el puesto 19 de los principales cánceres de mujeres, en Colombia es la número uno. Según MinSalud, es la primera causa de muerte por esta condición entre mujeres de 30 a 59 años, rango de edad en el que ellas aún están criando a sus hijos y hacen parte de la fuerza productiva de sus comunidades. Se trata de mujeres con un rol protagónico en la dinámica familiar y en la sociedad. Perderlas es incalculable.

Si miramos las cifras de cáncer de mama, el panorama no es más alentador. Para 2020, según Globocan, en Colombia murieron 12 pacientes diariamente a causa de esta malignidad. Según la Cuenta de Alto Costo (CAC), entre el 2 de enero de 2021 y el 31 de agosto de 2022 se presentaron 14.543 casos nuevos de cáncer de mama, con una mediana de la edad de 59 años. En el periodo 2021, 57,5% de los casos nuevos reportados, se diagnosticaron en etapa tardía, lo cual muestra el desafío por delante de reforzar las estrategias de tamización y detección temprana. De hecho, según el Plan Decenal de Salud se esperaba que para 2021 la proporción de casos detectados en estadios tempranos fuera de 60%.

El diagnóstico temprano es crítico para mejorar los resultados del paciente y del sistema de salud, ya que evita desenlaces desfavorables en la calidad de vida, mortalidad, complicaciones, costos, etc. En este sentido, en Roche apoyamos programas que promueven la ruta integral de atención para la detección temprana del cáncer de mama, como los Consultorios Rosados. De estos, hay cinco certificados en el país, y 10 en proceso de certificación.

Para la OMS resulta clave no solo centrar esos esfuerzos en las grandes ciudades, sino también en zonas rurales donde dicha condición es aún más inequitativa debido al acceso limitado a pruebas diagnósticas y a la consulta con programas de detección temprana y médicos especialistas.

La geografía y el código postal es un determinante de salud que influye en la suerte que corra una mujer con cáncer. El territorio nos marca y eso no es justo. Estoy convencida de que la equidad en salud es un componente fundamental de la justicia social. Lo contrario deriva en diferencias en los resultados de salud: en las tasas de una enfermedad y su gravedad, en la discapacidad, muerte y en la calidad de vida.

Por eso, en Roche diseñamos el proyecto Mujeres Saludables en Territorios que busca visibilizar el autocuidado y las necesidades de acceso a la salud de mujeres con diagnóstico de cáncer. El objetivo es generar soluciones escalables que aborden esas necesidades en mujeres migrantes, indígenas, afrocolombianas, rurales, en condiciones de pobreza y pobreza extrema con factores de riesgo, sospecha o diagnóstico oncológico confirmado.

Este proyecto busca fortalecer y empoderar a las comunidades de mujeres en estos territorios para que sean conscientes del autocuidado. Queremos acercarnos a ellas y acompañar al gobierno en la implementación del modelo preventivo y predictivo a través de alianzas estratégicas público - privadas. De este modo, aseguraremos la igualdad en las oportunidades del acceso al sistema de salud.

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