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Analistas 18/11/2019

Pensamiento circular

María Claudia Lacouture
Presidenta de AmCham Colombia y Aliadas

Alcanzar en el largo plazo un desarrollo sostenible y un equilibrio entre la actividad humana y el medio ambiente en nuestra economía moderna es uno de los objetivos más urgentes trazado por gobiernos, empresas privadas y sociedad civil en los últimos años y que está pendiente de incorporar de forma contundente en el sistema económico en Colombia.

Es clave contar con políticas que estimulen el desarrollo de empresas innovadoras que contribuyan a la economía circular, que contemplen beneficios y buenas prácticas internacionales que podamos adaptar, con apoyo en la promoción internacional de estos productos para incrementar sus ventas.

El cambio climático, la contaminación de las fuentes hídricas, la pérdida de biodiversidad, la deforestación y muchos otros efectos negativos sobre el medio ambiente ocasionados por el hombre son señales de alerta que debemos atender.

La mayoría de las iniciativas dirigidas a mitigar los efectos de la actividad humana sobre el medio ambiente se enfrentan al reto de lograr un verdadero impacto a largo plazo. La desarticulación entre gobiernos, empresas y sociedad es hoy el principal reto para lograrlo.

Solo en turismo, según la Organización Mundial del Turismo, no existen acciones claras en los 17 objetivos de sustentabilidad que firmaron los países para evolucionar hacia un turismo sostenible.

Un cambio en nuestra forma de pensar que nos permita dejar a un lado la vieja idea de que los recursos naturales se pueden explotar indiscriminadamente es la base para lograr un desarrollo sostenible. Esto también incluye el manejo de desperdicios y el consumo de agua y electricidad. Por ejemplo, en un destino pequeño como Tunisia, aumenta entre ocho y 10 veces el uso del agua, en temporada alta, y en 57% crece la demanda de electricidad. El desperdicio de alimentos en el mundo es de 40% y pírrico el reciclaje, ni que decir del manejo del plástico.

Rediseñar las cadenas de producción y consumo con el objetivo de reducir la contaminación y aumentar el reciclaje y la reutilización de recursos es la propuesta central de la economía circular que será clave en los próximos años.
Cada vez más multinacionales se han sumado a la economía circular, aportando cada una un esfuerzo para lograr un desarrollo sostenible.

Por ejemplo, la multinacional japonesa Toshiba desarrolló una impresora que permite borrar y reutilizar una misma hoja hasta cinco veces. Levi Strauss & Co., fabricante estadounidense de prendas de vestir, ha apostado por la reutilización de ropa usada para la fabricación de ropa nueva y tapicería.
En Colombia, el Gobierno se ha sumado a los esfuerzos para la migración hacia la economía circular. En cabeza del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, y en articulación con Agricultura, Vivienda y Comercio, entre otros, se ha venido implementando la Estrategia Nacional de Economía Circular. El principal objetivo es promover nuevas formas de producción y consumo, reduciendo la carga sobre los rellenos sanitarios del país, que según el Planeación Nacional tienen una vida útil menor a cinco años en cerca de 320 municipios.

Adaptar nuestros patrones de consumo a un pensamiento circular, incluso en aspectos como el turismo, permitirá reducir nuestro impacto sobre el medio ambiente y alcanzar el objetivo de crecimiento y desarrollo sostenible.

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