Hora de aterrizar

Han pasado 85 días desde la entrada del Gobierno del presidente Petro, tiempo en el cual se han realizado diferentes planteamientos de lo que sería la estrategia del Ejecutivo para los próximos cuatro años. Se han hecho diálogos protocolarios, importantes, con el presidente Petro y varios de sus ministros -con la excepción de los ministros, José Antonio Ocampo y Cecilia López, con quienes el diálogo es permanente-, y se han conocido algunos pincelazos sobre cómo se espera direccionar al país, sin embargo, estamos en mora de pasar del diálogo a la acción.

Se pusieron en marcha los diálogos regionales para desarrollar un Plan Nacional de Desarrollo donde muchos participen, lo cual es prioritario, pero también es indispensable poder aterrizar muchos de los planteamientos expresados por algunos ministros, una idea más clara sobre lo que nos espera además de la reforma tributaria que hace trámite en el Congreso y que por lo que parece traerá una nueva pesada carga para el sector productivo y precios más altos para los consumidores. Los mercados y los inversionistas necesitan más claridad para establecer sus próximas acciones.

En materia de salud resulta importante conocer la propuesta del Gobierno Nacional porque los anuncios fragmentados que se han hecho públicos solo han generado confusión y prendido las alarmas en el sistema, por lo que es el momento de llamar a todos los actores para que contribuyan con su conocimiento, construir sobre lo construido antes de precipitarse a eliminar de tajo la experiencia de un sistema que lleva 30 años con sus virtudes mejorables y defectos corregibles.

En transición energética, aunque plausible la visión del presidente de embarcarse en un nuevo modelo hacia una economía sin carbón y sin petróleo, es un camino de largo recorrido de todas las naciones, donde la injerencia de Colombia es mínima para la reducción de dióxido de carbono, pero en cambio es inmensa para los ingresos del país. No es un propósito que se puede llevar a cabo en un cuatrienio, por lo cual hay que apelar a la transición justa y segura, y ser conscientes de que este sector es un importante dinamizador de la economía, generador de empleo, impulsor del desarrollo tecnológico de Colombia y de su desarrollo.

No obstante, de concretarse el reciente anuncio de mantener la extracción y explotación de petróleo y gas en Colombia ciertamente sería lo más responsable para garantizar soberanía energética a mediano y largo plazo y para las finanzas públicas a medida que avanza dicha transición energética.

Es momento de pasar de los diálogos a la acción en cada uno de los ministerios con el tejido empresarial, de explicar cómo se va a lograr desarrollar todo lo planteado, marcar una hoja de ruta clara, que no dé pie a las interpretaciones diversas y crezca la incertidumbre entre los colombianos y los mercados. Se debe trabajar mancomunadamente entre el sector público y el sector privado para lograr propósitos conjuntos sin tener que arriesgar el empleo y la llegada de capitales. Colombia goza de una buena calificación macroeconómica y de un estatus de responsabilidad fiscal, no podemos ignorarlo, hay que usarlo a favor de la actual coyuntura que no está fácil.

Hay que prepararse para una tormenta que se vislumbra a nivel internacional y que nos impactará más o menos en la medida en que estemos preparados, con un plan de vuelo inclusivo y coherente, porque definitivamente el propósito que nos une es Colombia.