MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
El desbarajuste del comercio internacional obliga a las empresas a revisar sus estrategias, informarse mejor, adaptarse, diversificar y actuar con agilidad, pero también observar con cautela porque si bien comienzan a sentirse los primeros efectos de la guerra de aranceles, también es cierto que además de la reacomodación estamos en una fase de negociación y reubicación global. Las empresas que logran adaptarse con éxito a los cambios globales suelen compartir una serie de características clave que les permiten ser resilientes, competitivas y sostenibles en entornos dinámicos.
Algunas de estas características deberían ser, por ejemplo, la capacidad de mantener una innovación permanente (estar abiertas a nuevas ideas, tecnologías y modelos de negocio que fomenten la creatividad interna y busquen continuamente mejorar productos, procesos y servicios); tener una cultura organizacional flexible (promover una cultura que valore el cambio, el aprendizaje continuo y la colaboración); contar con líderes capaces de anticipar tendencias, tomar decisiones estratégicas en entornos inciertos y movilizar a la organización hacia objetivos comunes; adoptar tecnologías emergentes no solo para optimizar procesos, sino también para transformar sus operaciones y generar nuevas oportunidades; fomentar la innovación; identificar, evaluar y responder de manera proactiva a los riesgos globales como crisis económicas, pandemias, cambios regulatorios o climáticos; establecer alianzas estratégicas con otras empresas, instituciones y gobiernos para acceder a nuevos mercados y recursos y consolidar un conocimiento del mercado y la competencia buscando formas de diferenciarse y mejorar.
El aumento de aranceles por parte de Estados Unidos representa un riesgo directo para muchas empresas colombianas que dependen de ese mercado, especialmente en sectores como el agroindustrial y manufacturero. Es clave avanzar en la diversificación de mercados, incluyendo una mayor presencia dentro de los 50 estados de EE.UU., donde aún hay compradores buscando nuevos proveedores.
El precio, incluyendo el arancel de 10%, forma parte de la negociación. Muchos estados no pueden suplir su demanda solo con producción local, por lo que consolidar nuestra participación sigue siendo una oportunidad.
Al mismo tiempo, se deben explorar nuevos destinos fortaleciendo relaciones con la Alianza del Pacífico, Europa, Canadá y Asia. Participar en ferias internacionales y aprovechar tratados como el TLC con la Unión Europea o la Comunidad Andina permitirá abrir canales adicionales y reducir riesgos.
Igualmente, es importante hacer constantemente un análisis de puertas hacia adentro, modernizar su sistema productivo, pensando en pasar de exportar materias primas o productos básicos a productos con mayor valor agregado.
De la misma manera, revisar estructura de costos y sus cadenas de valor buscando eficiencia operativa para absorber impactos sin trasladar todo al precio y acercarse a proveedores nacionales o regionales para reducir costos logísticos, además de monitorear tendencias de comercio internacional, políticas proteccionistas y regulaciones, usando las herramientas que informan sobre tendencias.
Hay que ser cautos, pero actuar con determinación, anticiparnos, adaptarnos y posicionarnos.