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Analistas 31/08/2017

Turismo internacional

Marc Hofstetter
Profesor de la Universidad de los Andes

Ha ido tomando fuerza la idea de que Colombia debería apostarle con mayor ahínco al turismo internacional como una fuente de ingresos y empleo. La esperanza es que ido el conflicto armado y los titulares espanta-turistas, Colombia podría convertirse en un destino más buscado en el resto del mundo. El gobierno ha venido destacando los positivos resultados en términos de visitantes externos en tiempos recientes y vinculándolos al dividendo de la paz.

Hay dos hechos claros: es cierto que en los últimos años los visitantes externos han aumentado de forma notable pero también lo es que estamos en la cola de los países de la región y por tanto el potencial que queda por explotar es enorme. Ahí hay un reto para el gobierno entrante y grandes oportunidades para el sector privado.

En cuanto a la senda del número de visitantes externos por la que nos congratulamos, las cifras publicadas por el Banco Mundial indican que en 2015 nos visitaron cerca de tres millones de extranjeros, seis veces más que los de comienzos del siglo y el doble del promedio durante el mandato del presidente Uribe. Sin duda un avance notable. En recursos, el Banco Mundial estima que a principios de siglo esos turistas gastaron un poco más de US$1.000 millones; los de 2015 superaron los US$5.000 millones: en un año dejaron ingresos equivalentes al costo de la construcción del metro de Bogotá.

Para mirar cómo estamos comparados con otros países resulta útil mirar otras métricas. Una es el número de turistas extranjeros reportado como porcentaje de la población. En ese frente, los datos más recientes implican un cociente de 6%. Esa es una cifra muy baja comparada con la región. De los 22 países de América Latina y el Caribe con más de un millón de habitantes, sólo tres reciben menos visitantes que Colombia como porcentaje de su población: Haití, Brasil y Venezuela. Nuestro 6% está a años luz de indicadores como el de Costa Rica (55%) o los de países grandes como Perú y Argentina que doblan nuestra cifra.

Nos podemos congratular por el progreso reciente pero nos queda mucho camino por recorrer en el número de visitantes que podemos atraer. Y en cuanto a los recursos que dejan los turistas extranjeros: la cifra reportada como porcentaje del PIB corresponde a un poco menos de 2% en Colombia para 2015. De nuevo, el dato es inferior al de otros países. Por ejemplo, en Costa Rica esa cifra supera 6% y en países grandes pero con sectores turísticos de peso como España, el dato es de más de 5%.

Nos queda un trecho largo para entrar a las grandes ligas del turismo internacional. Si queremos que ese sector sea un motor de nuestra actividad económica futura no bastará con el impulso de la paz. Se requieren esfuerzos de coordinación gubernamental a nivel nacional y local de la mano con el sector privado. Hay retos en infraestructura pública, en regulación (¡no prohibición!) de las plataformas digitales que permiten a los potenciales huéspedes ponerse en contacto con anfitriones en establecimientos que no son hoteles tradicionales, en información a turistas y una larga lista de etcéteras. Quizás como algunos en el actual gobierno han venido afirmando recientemente, sea hora de darle estatus ministerial a esas tareas. El reto trasciende la publicación de eslóganes y videos con las maravillas de nuestro país.

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