.
Analistas 27/04/2015

Un alcalde gerente, por favor

Marc Eichmann
Profesor MBA Universidad de los Andes
Analista LR
La República Más
  • Agregue a sus temas de interés

En vísperas de las elecciones de Alcaldía de Bogotá la discusión política sobre los programas de gobierno de izquierda y derecha de los candidatos entra en furor. Sin embargo, como en los procesos de selección de candidatos en las empresas, el candidato ideal no solo debe tener clara su visión de la ciudad sino que además debe tener la educación, el carácter y las aptitudes para poder ejecutar su programa de gobierno.

Las habilidades necesarias para manejar los hilos de la ciudad son variadas. Primero se requiere una gran dosis de motivación para que sus habitantes tengan una mejor calidad de vida, en contraposición con utilizar la posición para proyectarse a otros cargos públicos. Solo así un alcalde puede garantizar que en su interacción con los políticos, los empleados, los contratistas de la ciudad y la ciudadanía en general, sus decisiones serán bienvenidas y acertadas. En los últimos doce años este ha sido un inconveniente mayor en una ciudad en que los círculos cercanos a los burgomaestres se benefician de carruseles de contratación, subsidios y privilegios, al tiempo que se desvían recursos públicos para crear capital electoral. 

El candidato ideal para manejar los hilos de la ciudad debe ser un líder inspirador, capaz de dirigir los esfuerzos de 10.000 empleados de carrera y 40.000 contratistas del distrito. Después de doce años de dirección deficiente y una cultura de trabajo lejana de los criterios de eficiencia, el gobernante entrante tendrá que adecuar la cultura de los trabajadores del distrito a las necesidades urgentes de ejecución. Para esto necesitará el suficiente carisma para atraer el talento gerencial apropiado y conformar un equipo comprometido que mueva los hilos de la burocracia distrital.

El atributo más importante del nuevo alcalde deberá ser su capacidad de manejo de crisis en una ciudad que se encuentra en cuidados intensivos. La movilidad de la ciudad es un verdadero caos. Mientras los buses azules de la tercera ola del Sitp circulan desocupados, a los rojos de Transmilenio no les entra un alma más. Los patios de la ciudad se encuentran llenos de buses alimentadores sin usar que el distrito ha recogido de las concesiones vencidas con las consabidas demandas de los particulares. 

La red vial tiene un atraso significativo en mantenimiento, tanto en cantidad como en calidad, tal como lo sugiere el uso de la máquina tapahuecos. La improvisación en el cambio de sentido de las vías ha convertido ciertos barrios del norte, como el Chicó, en inmensos parqueaderos, impactando la movilidad de pobres y ricos mientras que reina la confusión por el uso de dos tarjetas diferentes en los sistemas de Transmilenio. Este entorno requiere de un alcalde capaz de tomar medidas rápidamente para reversar los entuertos que les cuestan diariamente horas de desplazamiento adicionales a los ciudadanos. 

En el frente de seguridad, la criminalidad está fuera de control. Los índices de hurto, asesinatos y demás crímenes están al alza mientras que en otras ciudades como Medellín están en fuerte disminución. 

Por estas razones la diferencia entre los programas de izquierda y derecha y los partidos políticos que avalan a los candidatos pasan a ser factores de segundo plano. Hoy, Bogotá y sus habitantes requieren de un gerente con visión empresarial, comprometido con sus accionistas y sobre todo, con las credenciales, la actitud y el carisma necesario para reversar la crisis de la ciudad en que vivimos. 

Nota: y a estas… ¿en que está ProBogotá?

Conozca los beneficios exclusivos para
nuestros suscriptores

ACCEDA YA SUSCRÍBASE YA