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Analistas 19/11/2020

¿Llegó la vacuna?

Manfred Grautoff
Consultor de seguridad nacional

Los laboratorios Pfizer, BioNtech, y China Fosun Pharmaceuticals anunciaron el 9 de noviembre que entraban en fase 3 de investigación. Apareciendo los grandes titulares sobre la anhelada droga, que sacará al planeta de la crisis sanitaria. A pesar de las buenas noticias, el mercado bursátil sugiere mesura.

Se supone que, ante tal anuncio, las acciones de esas farmacéuticas se valorizarían; por estar la vacuna próxima a entrar al mercado. Sin embargo, después del mediático anuncio, su valorización accionaria subió 7%, para al día siguiente, descender en niveles similares. Simultáneamente, el presidente de Pfizer salió a vender 62% de sus acciones. Un hecho que llamó la atención de los medios económicos especializados. ¿Por qué vender en este momento?
La respuesta quizá esté en los siguientes puntos. Primero: se está empleando la tecnología RNA. Técnica que consiste en instrucciones genéticas que se entrega al sistema inmune, para que este reconozca y neutralice el virus, un método genético y biotecnológico de punta. Diferente, a las vacunas tradicionales, que actúan inyectando el virus inactivo.

Segundo: Pfizer y Fosun tienen capacidad logística, así como financiera para producir y distribuir la vacuna, mientras la empresa BioNtech es la que realiza la investigación y desarrollo. Sin embargo, esta última, lleva desde 2008 en ese camino y, a la fecha, no ha producido ningún producto con esta tecnología. Tercero: los problemas logísticos. Una vacuna producida por métodos de RNA requiere refrigeración de menos 70 grados centígrados.

Ese tipo de redes de frío, son en sí mismo un desarrollo tecnológico de alto nivel. Lo que implica altos costos y un nivel de escala industrial, que por el momento no se tiene, para vacunar a la población de un país. Cuarto: las pruebas de esta fase solo se completarán hasta mediados de junio del 2021.

Infortunadamente, lo que circula por redes sociales no entra en estos tecnicismos, aumentando la desinformación y las falsas esperanzas. Lo más preocupante, es que estas farmacéuticas han venido firmando contratos con diferentes Estados, que buscan de forma desesperada ser los primeros en conseguir la vacuna producida por sus laboratorios.

Adicionalmente, las farmacéuticas no son amigas del sistema de subastas como forma de asignación de este medicamento. Paradójicamente los aportes en ese campo, llevaron a que el premio Nobel de Economía 2020 fuera concedido a Paul Milgrom y Robert Wilson. Una aplicación práctica es lo que pudo haberse hecho frente a las necesidades de respiradores artificiales que se requerían para fortalecer los sistemas sanitarios.

Una subasta habría lanzado información correcta sobre las reales necesidades de este material hospitalario. No obstante, los países productores prohibieron las exportaciones agravando la emergencia en las naciones más afectadas.

En el caso de la vacuna, permitiría precios socialmente óptimos. Evitando contratos anticipados por drogas que aún están en fase experimental. Lo que terminaría impactando el erario de gobiernos que pagarían precios altos. Entre tanto, la asignación de vacunas podría no ser eficiente, rezagando la recuperación económica.

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