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El portacontenedores Irina es el buque más grande del mundo, tiene 400 metros de eslora, 61 metros de manga y una capacidad de 24.346 teus. Necesita unos 50 kilómetros para frenar a una velocidad de 22,5 nudos y detenerse por completo; esta es la distancia entre Ibagué y Chicoral, en el Tolima. Así de cerca están EE.UU. y China de colisionar: demasiado cerca, demasiado rápido y demasiado pesados como para detenerse.
Nunca antes un premier chino había conocido tanto a su rival como Xi, al punto que llegó a afirmar que su época más feliz fue cuando vivió en una granja en Iowa, curiosamente el otro “granero del mundo”, junto con Ucrania, que hoy redefine la geopolítica mundial.
La historia puso de nuevo, y cara a cara, a Xi con Trump, haciendo cada vez más probable que se cumpla lo dicho por el ateniense Tucídides: “Fue el ascenso de Atenas y el temor que eso inculcó en Esparta lo que hizo que la guerra fuera inevitable”. Esta teoría, planteada por Graham Allison, director del Centro Belfer en Harvard, sugiere una pregunta: ¿pueden Estados Unidos y China evitar caer en dicha trampa?
En junio de 2023, un buque militar chino y un destructor estadounidense estuvieron a 140 metros de chocarse en el estrecho de Taiwán; luego, cuatro meses después, un avión caza chino estuvo a tres metros de un bombardero estadounidense que sobrevolaba el mar de China Meridional. Esto es prácticamente una provocación sin precedentes, pero el presidente era Biden por entonces.
Estados Unidos lo tiene claro: para seguir siendo una potencia, debe equilibrar riqueza, poder militar y compromisos estratégicos, y esto último lo acaba de lograr en Oriente Medio, alcanzando un acuerdo de paz entre Israel y el derrotado grupo terrorista Hamás. No obstante, el talón de Aquiles de EE.UU. es una deuda que crece rápidamente, poniendo en vigencia otra tesis: la de Paul Kennedy en su libro “El ascenso y caída de las grandes potencias”: cuando el costo de la deuda es mayor al presupuesto en defensa, comienza el declive. Por supuesto, esto no será por ahora; como dijo Warren Buffett: “Nunca apuestes contra los Estados Unidos”. Quién soy yo para decir lo contrario.
Para ello, y por si acaso, el gasto militar de Estados Unidos para 2025 es de US$962.000 millones, cuatro veces mayor al de China y 17 veces mayor al de Rusia, incluso superior a la suma de los 12 países siguientes -en teoría, aliados de EE.UU.-, que suman US$698.000 millones (fuentes: Visual Capitalist, SIPRI.org, Banco Mundial).
Por lo pronto, el oro y la plata suben sin parar: no hay confianza en los gobiernos, lo cual supone un cambio de época.
“Cuando el hombre fuerte, completamente armado, vigila su propia vivienda, sus bienes están a salvo. Pero cuando alguien más fuerte lo ataca y lo vence, le quita toda la armadura en la que confiaba y reparte su botín”.
Lucas 11:21-22.
Muchas de las grandes empresas, especialmente las que contratan con el Estado, siguen creyendo que sus problemas se solucionan haciendo lobby individual y fletando parlamentarios para las elecciones venideras