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Analistas 20/11/2018

¿Dónde están los grandes dinamizadores?

Luis Felipe Gómez Restrepo
Profesor Universidad Javeriana Cali
La República Más

Una de las noticias que trajo el censo fue la del rápido envejecimiento de la población del país. Colombia podría estar perdiendo su dinamismo de país joven, no solo por las consecuencias previsibles de las cifras, sino porque los jóvenes no tienen el protagonismo en la democracia y la vida social del país que podrían tener. En este panorama, es una buena noticia la movilización de estudiantes en defensa de la universidad pública y el fortalecimiento de su capacidad de interlocución con el Gobierno. Está emergiendo un joven que nuevamente se interesa por el ejercicio de la política como búsqueda del bien común.

Colombia tiene un 22,5% de la población menor de 14 años. La distribución de esos jóvenes en todo el territorio nacional es asimétrica. Costa, Chocó, antiguos Territorios Nacionales, tienen entre el 30% y el 25% en esta edad, mientras que Antioquia, Eje Cafetero, Valle del Cauca y Bogotá tienen el 20% o menos de la población en esta franja etaria. Estas cifras nos indican la importancia de focalizarnos en los jóvenes de las regiones alejadas de los grandes centros urbanos para que haya las mismas condiciones de educación y desarrollo en todo el país y, con ello, esperar en el futuro superar la crisis de liderazgo que vive la política nacional, especialmente en las regiones.

En años recientes se va visto reverdecer la participación pública de los jóvenes de manera muy interesante, tal como ha sucedido en las recientes manifestaciones estudiantiles. No es un fenómeno solo en Colombia, se da en Chile, en Puerto Rico, en España y en Francia; jóvenes bien informados y con argumentos debaten y tratan de construir el mundo que sueñan. Los mayores recordarán que las marchas estudiantiles fueron la fuerza que finalmente tumbó la dictadura de Rojas en el país en 1957, que mayo de 1968 tuvo ecos juveniles en el país y que las demandas universitarias por la “séptima papeleta” fueron las que dieron renovado impulso a la reforma de la Constitución Política a comienzo de los noventa.

Los jóvenes están haciendo sentir su voz nuevamente, y aunque en el campo empresarial todavía la edad restringe el acceso a un buen salario y al empleo de calidad, hoy por cuenta de la innovación, los cambios rápidos y profundos que se dan en la era digital, hay un interés en el mundo de los negocios por abrir para ellos mejores oportunidades. Un ejemplo sobresaliente es el de jóvenes como Simón Borrero y sus socios y la startup Rappi, que se han convertido en una especie de ícono con su Unicornio colombiano, con más US$1.000 millones de marca en menos de cinco años de funcionamiento.

El Papa Francisco terminó recientemente el sínodo sobre la juventud. El Papa animó a los jóvenes a hacerse dueños de su propio destino. Los obispos reflexionaron sobre qué es ser joven hoy, cómo construir las relaciones intergeneracionales, sobre las elecciones de vida y el papel de la educación, el trabajo y la profesión en el mundo de hoy. El encuentro puso de presente la importancia de reconocer las nuevas experiencias y lenguajes juveniles, el impacto del mundo digital, la música y otras formas de expresión artística; reflexionó sobre la migración y la exclusión que les afecta de manera sensible; sobre el compromiso de los jóvenes con la sociedad, la espiritualidad, la religiosidad y otros muchos temas que son la clave para rediseñar el futuro que emerge.

El dinamismo del país debe integrar a los jóvenes; escucharlos y caminar con ellos como sugiere el Papa. Ellos, a su vez, deben seguir abriendo espacios de participación para asumir con responsabilidad el desafío de construir la nueva historia del país. No se puede dejar pasar el tiempo, cada vez más nos envejecemos como nación y es vital enrutar a Colombia por una senda de creatividad e innovación que los jóvenes, confiamos, tienen la capacidad de agenciar.

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