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Analistas 04/05/2021

Diálogo con esperanza y sin violencia

Luis Felipe Gómez Restrepo
Profesor Universidad Javeriana Cali

Los rectores a nombre de las principales universidades de la región del sur occidente del país, congregadas en Cidesco, Corporación para la Integración y Desarrollo de la Educación Superior, se pronunciaron frente a los hechos de vandalismo y violencia, así como de tensión social generados por las movilizaciones, estos han golpeado especial y profundamente a toda la ciudadanía en nuestra región, dejando un sentimiento de mucha incertidumbre y preocupación en Cali y el sur occidente. Sobre las primeras se ha sido muy concreto: “Expresamos nuestro total rechazo a todo tipo de violencia”. De igual modo, también se ha sido preciso sobre la tensión generada: “…un llamado al diálogo plural, abierto, democrático, solidario e inclusivo para buscar las salidas a los problemas nacionales”. Las universidades son plataformas, escenarios de discusión, de contrastación de ideas y de generación de conocimiento, por ello sabemos y experimentamos que el diálogo es fundamental para la construcción de futuro y lo recomendamos. Los rectores universitarios tienen una gran responsabilidad social, por ser las cabezas de unas instituciones que son verdaderos bienes públicos de nuestra sociedad y pilares de nuestro desarrollo social, económico y cultural.

Por ello se dejó un contundente rechazo sobre las tristes e irracionales acciones violentas de quemas, saqueos, destrucción y atentados contra los bienes públicos y privados. Igualmente fueron motivo de reproche, los bloqueos que se pueden convertir en acciones que pongan en peligro la salud de las personas. Así, es vital no dejar que estas dinámicas destructivas se instalen en nuestra sociedad. La violencia no puede ser el mecanismo de resolución de los problemas y tensiones sociales. Y lo que es más importante, no podemos dejar que la violencia rompa los lazos de confianza y tejido social. Esto sería un daño sociológico de mucho calado, que nos puede hacer llevar a abismos muy complicados y aún a situaciones de muy difícil retorno. Por ello, hay que ser muy claros sobre el rechazo de la violencia, y no caer en el timo de cabalgar en sus trampas mortales.

Muy importante que tengamos un horizonte común de sociedad, pues nos da una clave de lectura de trabajo común, y eso fue precisamente lo que hizo la Constitución del 91, como Carta de derechos, pero no debemos olvidar también la otra cara, la de los deberes. Y ello lo indicaron los rectores: “…continuemos buscando la construcción de una región multicultural, fraterna, solidaria, culta, innovadora y productiva. Que, tejiendo lazos de fraternidad y confianza, podamos consolidar nuestra región como un territorio donde podamos vivir en paz y donde haya oportunidades para todos”. Debemos tener ese sueño común como sociedad que nos impulse y apasione a trabajar todos juntos y a focalizar esfuerzos entre todos. En el fondo es ofrecer y no dejarnos arrebatar un horizonte esperanzador, pues si no hay una perspectiva de mejor futuro, negaríamos las posibilidades del trabajo común.

La categoría de fraternidad presente en el comunicado de los rectores, es bien significativa, pues recientemente fue potenciada por el papa Francisco en su encíclica Fratelli Tutti, que es una invitación a la fraternidad universal. Que es una disposición que rompe fronteras, que acoge, e invita al trabajo común, para que nadie se quede excluido, o como dicen los Objetivos de Sostenibilidad de la ONU, que nadie se quede atrás. Los indicadores pobreza, pobreza extrema, deserción escolar, en un contexto de pandemia, necesariamente debe colocarnos en una sintonía de fraternidad social.

El mejor servicio que pueden hacer las universidades en este momento es el llamado a un diálogo esperanzador que desate dinámicas virtuosas en la región y en el país, con el anhelo de que esta invitación toque las conciencias de todos y todas.

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