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ANALISTAS 25/02/2025

La hemiplejia del Gobierno del cambio con la educación superior

Luis Antonio Orozco
Ph.D Profesor Universidad Externado de Colombia

Uno de los énfasis que hago a mis estudiantes del Externado en los cursos sobre toma de decisiones, es en la identificación de sesgos, entendimiento de heurísticas y reconocimiento de funciones neurobiológicas. Estamos condicionados tanto por nuestra morfología como por los estímulos bioquímicos de nuestro aparato nervioso central.

Si la corteza ventromedial prefrontal del cerebro está menos desarrollada, las decisiones son impulsivas, emocionales y propensas al riesgo. Lo mismo pasa con la euforia etílica que, estimulada con benzoilmetilecgonina, produce sensaciones de omnipotencia que podrían excitar decisiones temerarias e irreflexivas a las 3:40 de la madrugada.

Hay condiciones más severas por deterioro cerebral como ocurre con la hemiplejia. Cuando el hemisferio izquierdo del cerebro tiene un daño, se genera una condición neurológica que causa parálisis parcial o total en el lado derecho del cuerpo, y es lo que parece estar sucediendo con la cabeza del gobierno del cambio y sus decisiones sobre la educación superior.

Que el Presidente no honre su palabra es algo a lo que nos tiene acostumbrados, pero la ceguera ideológica del totalitarismo donde lo que no sea del Estado es enemigo de bien público ya está causando serios problemas a quienes un gobierno de izquierda debería defender por su condición menos favorecida o vulnerable. Más allá de alucinaciones nencatacóicas, lo que estamos viviendo es una decisión deliberada para acabar con la educación superior ‘privada’.

Pero, la universidad, independientemente si el origen de su patrimonio proviene o no de fondos públicos, es una organización de utilidad común y sin ánimo de lucro, que acorde con el artículo 67 de la Constitución Política presta un servicio público.

Técnicamente una universidad es una persona jurídica (fundación, corporación o entidad de economía solidaria), con un estatuto que determina una forma de gobierno donde se eligen representantes para que tomen decisiones sobre el aprovechamiento de un fondo de patrimonio autónomo.

Esas decisiones en todos los casos no pueden ser contrarias a la búsqueda del bien común, los intereses de Colombia como estado social de derecho y sobre todo al espíritu misional de la universidad de formar ciudadanos, avanzar la ciencia y la tecnología y prestar servicios a la sociedad.

Pero una universidad es ante todo la congregación de profesores y estudiantes, y, por tanto, son los dueños legítimos del patrimonio material e inmaterial de la universidad. Los estudiantes y profesores no nacemos públicos o privados, somos ciudadanos que conformamos universidades.

La Constitución en su artículo 69 también establece que “El Estado facilitará mecanismos financieros que hagan posible el acceso de todas las personas aptas a la educación superior”.

Pero vemos que la falla del hemisferio izquierdo está paralizando las dinámicas de mercado en el que la persona ejerce el derecho de formarse en la universidad que mejor le parece. Indicaba en una columna de hace un año en La República titulada ‘Ampliación de brechas en la educación superior’ que, con el Decreto 2271 de 2023 sobre gratuidad de matrícula, el gobierno del cambio está favoreciendo a estratos altos -capaces de pagar matrículas- que desplazan los cupos que podrían tomar personas de escasos recursos.

Luego vinieron las demoras de giros del Icetex para unos 220.000 estudiantes, afectando profundamente el flujo de caja de las universidades ‘privadas’. Ahora castigan a cerca de 180.000 personas (91% de estratos 1, 2 y 3) que en su mayoría no se graduaron de universidades oficiales con la eliminación de los beneficios para las tasas de interés, que incluye también el subsidio de graduación y excelencia para otros 18.000 graduados.

Con ello avanzan en su empeño de cerrar posibilidades de estudiar especialmente en aquellas universidades que, procurando calidad y sin contar con un presupuesto estatal, deben fijar altos valores de matrícula y otros derechos pecuniarios.

La teoría de la visión basada en los recursos y las capacidades dinámicas lideradas por Jay Barney y David Teece explica por qué una gerencia estratégica tiene mejores desempeños que otra. Y es porque trabaja en la evaluación de los recursos, analizando sus atributos, disponibilidad y orientación para combinarlos en procesos de largo plazo que generan capacidades únicas de creación de valor.

Si la cabeza del gobierno no exhibiera hemiplejia y cumpliera con su mandato constitucional, no mentiría, no engañaría y recortaría gastos innecesarios -por no hablar de focos de corrupción- como viajes excesivos, cuotas burocráticas que derrochan en contratación como ocurre en la Agencia Nacional de Tierras, tal como denuncia el concejal de Bogotá, Daniel Briceño, o se eliminaría la Unidad Nacional de Protección como propuso el exministro Mauricio Cárdenas.

Por ahora, la estrategia de Petro es clara, combinar todas las formas de lucha para ahogar la universidad no estatal asfixiándola con el recurso disponible para ello: el Icetex.

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