.
ANALISTAS 27/11/2025

¿Hacia la tecnoplutocracia? Una lectura de Schumpeter en la era de la IA

Luis Antonio Orozco
Ph.D Profesor Universidad Externado de Colombia

La obra del economista austriaco Joseph Alois Schumpeter (1883-1950) transformó la manera en que entendemos el capitalismo, la innovación y el cambio económico. A diferencia de los modelos estáticos de su época, Schumpeter introdujo una visión dinámica demostrando que la economía no avanza en equilibrios entre oferta y demanda, sino a través de la destrucción creativa, un proceso en el que nuevas tecnologías y modelos de negocio reemplazan a los anteriores.

En su obra Capitalismo, Socialismo y Democracia de 1942 predijo que el capitalismo no moriría por crisis económicas, sino por su propio éxito. La destrucción creativa terminaría concentrando el poder en grandes corporaciones, burocratizando la economía y debilitando el espíritu emprendedor. El resultado sería un tránsito silencioso hacia el socialismo, no por revolución proletaria, sino por un cambio administrativo, cultural y tecnológico. Para Schumpeter, el socialismo es un sistema en el que los medios de producción son controlados por una autoridad central que decide su asignación; y la democracia, más que un gobierno del pueblo, es un método competitivo para elegir a quienes tomarán el control para gobernar los medios de producción, aun cuando “las decisiones políticas tomadas no concuerden con <>”.

Hoy, esa advertencia aparece escrita en la era de la inteligencia artificial (IA), como expuse el pasado 19 de noviembre en el ciclo de conferencias sobre neoschumpeterianismo de la Academia Colombiana de Ciencias Económicas. Las Big Tech son el epítome del capitalismo corporativo que Schumpeter anticipó: gigantes con recursos infinitos, control sobre los medios de producción -datos, algoritmos, computadoras- y capacidad para moldear políticas y mercados globales. La innovación ya no es obra del empresario heroico, sino de algoritmos entrenados en laboratorios cerrados con recursos ilimitados. ¿Estamos ante un capitalismo que se convierte en un sistema tecnocrático, en el que la democracia se reduce a un ritual electoral, mientras que las decisiones clave las toman las plataformas y los modelos de IA? Yanis Varoufakis propuso recientemente que emerge un tecnofeudalismo que está acabando el capitalismo fundado en la libre competencia, y que el poder de las GAFAM (Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft) está creando no solo una nueva industria, sino también un nuevo sistema socioeconómico donde los tecnolords, magnates de la renta digital, cooptan los gobiernos y escriben políticas y leyes.

Aghion y Howitt, galardonados con el Nobel de economía de 2025, reinterpretaron la destrucción creativa de Schumpeter como un motor del crecimiento endógeno, ya que las empresas innovan para superar a sus competidores. Pero ¿qué ocurre cuando la competencia desaparece? Cuando pocas corporaciones controlan la nube, los datos y el procesamiento automatizado, el ciclo virtuoso se convierte en un oligopolio digital que puede frenar la innovación y capturar la regulación y al mismo Estado.

El debate sobre regular la IA y los monopolios tecnológicos no es ni económico ni político, es civilizatorio. ¿Podemos diseñar instituciones que mantengan viva la competencia y la transparencia de una nueva fase del capitalismo -sostenible y socialmente responsable-, o estamos entrando en un socialismo algorítmico en el que el control lo ejercen códigos y plataformas de megacorporaciones más poderosas que los gobiernos? ¿Qué significa la democracia en un mundo gobernado por sistemas opacos que deciden qué vemos, cuánto ganamos, qué compramos, qué pagamos, qué pensamos y por quién votamos?

Schumpeter nos advirtió que el capitalismo estaría cavando su propia tumba cuando corporaciones todopoderosas, capaces de monopolizar la innovación, dominen la burocratización de una estructura central que planifica la economía y gobierna el Estado. El dominio de la IA despliega una lucha por controlar la minería que provee los metales para hacer chips, por controlar la energía -y el frio- para el procesamiento algorítmico de nuestros datos, por la explotación del trabajo invisible de etiquetadores de datos, por el control del ciberespacio (satélites, cables submarinos, redes de datos) y por imponer una tecnoplutocracia donde se fusiona el poder político y económico en una élite de multimillonarios, técnicamente insuperables, capaces de realizar innovaciones profundas y planificar desde el Estado la sociedad a largo plazo como argumenta Peter Thiel. ¿Estaría Schumpeter visionando esta tecnoplutocracia que hoy lideran Pichai, Cook, Nadella, Musk, Bezos, Zuckerberg, Altman, Zhang, Huang y Ma?

Conozca los beneficios exclusivos para
nuestros suscriptores

ACCEDA YA SUSCRÍBASE YA

MÁS DE ANALISTAS

ÚLTIMO ANÁLISIS 03/12/2025

Aumento sin brújula

Si volvemos a usar el salario mínimo como atajo para resolver lo que no se construyó durante el año, el efecto no será justicia social, sino menos empleo, más informalidad y menor capacidad de crecer

ÚLTIMO ANÁLISIS 04/12/2025

El Garabato demuestra cómo la comunidad impulsa revitalización

El Garabato envía un mensaje contundente: cuando la comunidad, el sector público y el sector privado trabajan de la mano, la ciudad encuentra caminos más auténticos, más humanos y más sostenibles para avanzar

ÚLTIMO ANÁLISIS 04/12/2025

La vara del mínimo

La tarea es encontrar un punto medio entre un aumento de los ingresos y evitar excluir a más personas de la informalidad, además de los efectos inflacionarios