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Analistas 23/12/2022

El nearshoring, ¿el nuevo El Dorado?

Leticia Ossa Daza
Socia Directora Práctica LatAm Willkie Farr NY

La versión moderna de la leyenda de El Dorado, aquella leyenda de esta tierra incógnita, joven, colmada de oro y de riquezas, y por ende de oportunidades, bien podría ser el nearshoring. La palabra nearshoring captura la idea de una relocalización o externalización de la producción cerca de casa, lo cual permite a las empresas tener mayor control sobre su producción y la optimización de esta, reduciendo los riesgos y costos logísticos.

El covid-19 dejó en evidencia la fragilidad asociada a las cadenas de suministros globales y la dependencia global en Asia. Esto, acompañado a los riesgos de cybersecurity y de propiedad intelectual, el aumento del costo del capital humano en varios países asiáticos, las diferencias horarias, de idioma y culturales, ha llevado a la aceleración de la relocalización por parte de empresas multinacionales estadounidenses, canadienses y europeas, hacia países cercanos geográfica y culturalmente, como América Latina y el Caribe.

La necesidad de estas empresas multinacionales de disminuir su dependencia en Asia, se ha visto agudizada por las tensiones comerciales y tecnológicas entre Estado Unidos y China - tensión que creció con el aumento de aranceles a las importaciones chinas de acero y aluminio, la entrada de Huawei a la “trade blacklist”, las restricciones impuestas a la exportación de microchips de última generación a China, demanda ante la Organización Mundial del Comercio…

Así pues, el nearshoring se ha convertido en la palabra de moda en cumbres regionales, en círculos económicos, en los discursos de gobiernos y de bancos de desarrollo de la región. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estima que el nearshoring podría generar oportunidades, en el corto y mediano plazo, de aproximadamenteUS$78.000 millones en nuevas exportaciones de bienes y servicios, con importantes oportunidades para la región en industrias como la automotriz, textil, farmacéutica y de energías renovables. Hace unas semanas, el presidente de Banobras, banco de desarrollo mexicano, dijo que están convencidos de que el nearshoring, al menos en el corto y mediano plazo, es el futuro de México.

Si bien el nearshoring presenta oportunidades de desarrollo para la región y los ingredientes están, el que pase de la fantasía a la realidad depende de la implementación de la estrategia de las “3i” que ha recomendado el BID: inversión, infraestructura e integración, para que esta se concrete.

Se requiere de estabilidad económica y de seguridad jurídica que brinden certidumbre y confianza para la inversión extranjera, y de programas de gobierno a largo plazo que involucren al sector privado. Implica una acción colectiva en la que el sector público y el sector privado dejen de lado sus diferencias para encontrar formas de generar empleos y bienestar común.

El nearshoring permitiría, además de generar crecimiento económico, la transferencia de conocimiento, el desarrollo de nuevas habilidades y tecnologías, el mejoramiento de prácticas y de la capacidad de gestión, entre otros beneficios. Sí es cierto que existen oportunidades reales, que no sea la incompetencia y el populismo de nuestros gobernantes lo que nos impida encontrar y alcanzar el nuevo El Dorado!

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