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Analistas 16/03/2024

¿Se dejarían operar?

Por imperfecto que sea el sistema político electoral de la región, no cabe duda que quizás sea el sistema menos malo para garantizar participación, representación y, en esta medida, democracia. Por supuesto que dentro de esta clasificación no es posible considerar a Cuba, ni mucho menos a Venezuela. Pese a sus grandes bondades y evidentes debilidades, el sistema político electoral enfrenta un reto adicional, como lo es la democracia digital directa. Al ciudadano de hoy le llega más información y el gobernante tiene muchos mecanismos para conocer de manera directa lo que está sintiendo el ciudadano. Por tanto, quien participa de la elección popular tendrá que repensarse dada la velocidad de las comunicaciones, el acceso a internet y las redes.

Aunque la democracia digital directa ha sido un tema de mi interés, el tema que en este caso me ocupa es el relacionado con el momento de verdad del gobernante; como lo es buscar honrar las promesas al pueblo. Para ello el gobernante debe aprovechar cada minuto, pues corre el riesgo que cuando logre comprender que los hechos van muy atrás de las promesas ya habrá pasado la mitad de su gobierno. Para ese momento, ya no tendrá el ambiente de país, ni político como al inicio de su mandato. Por otra parte, la clase política y en especial la ciudadanía será más exigente, pues para esa fecha detractores estarán en un parque de diversiones al ver que no se han atendido las necesidades de la gente y los futuros candidatos iniciaran su estrategia para conquistar a los electores. En este escenario no se descarta que la principal sea evidenciar las deudas del gobierno actual con el pueblo.

El arte de gobernar y en especial el de ejecutar requiere talento, claridad y un foco de proyectos que sean transformadores en lo económico, lo social y lo ambiental para que con el paso del tiempo el gobernante pueda ir al territorio a contar de sus ejecutorías en vez de reclamar a su equipo o responsabilizar a la oposición de torpedear los proyectos que le permitirían cumplir las promesas. Para evitar eso el gobernante debe conformar su equipo de la mejor manera posible, si bien se reconoce el trabajo de quienes acompañaron en sus diferentes momentos al candidato desde lo ideológico o en la consecución de la votación, esto no necesariamente debe convertirse en un habilitante impajaritable para ocupar las carteras del gobierno. Estas personas deben de estar, pero lo que se pretende entender es que no necesariamente deben liderar las empresas o las carteras del gobierno. Unos tendrán las credenciales para ocupar esas carteras y otros estarán en otros espacios desde donde seguro podrán seguir acompañando al gobernante. Sin embargo, es posible que el gobernante prefiera rodearse solo de quienes comparten su ideología o lo apoyaron para la elección y termine conformando un gabinete que no atienda con la pertinencia el tema que le han asignado para liderar.

La tarea del gobernante no termina con ser elegido, por el contrario, allí inicia. Es por eso que su misión es muy similar a la de un seleccionador nacional para ganar cada partido que se presente: en el arco para evitar goles debe estar el mejor arquero del país, en el caso del gobernante debe elegir o proponer cuando sea de su resorte a los mejores para impartir justicia y transparencia como es el caso de un fiscal, en la defensa nacional debe elegir al hombre o mujer con las mejores credenciales que garantice la seguridad nacional en todos sus ámbitos, de centrocampistas para armar lo que serán las políticas públicas debe elegir a las personas que por su trayectoria tanto académica como profesional tengan la claridad para liderar Planeación Nacional y de delanteros a los mejores gerentes para las empresas y a los mejores ejecutores para la infraestructura, la vivienda, la salud, la educación, entre otros sectores. Este escenario bien es replicable para las carteras en lo territorial. Pues bien lo planteaba Julio César, “sin entrenamiento, no existe el conocimiento. Sin conocimiento, no existe la confianza. Sin confianza, la victoria no existe”.

Para concluir, es necesario que el gobernante sea autocrítico con la conformación y desempeño de su equipo y en nuestro caso como parte de una sociedad organizada generemos conciencia sobre estos temas, no podemos ser ajenos a una realidad que reclama una participación activa de la ciudadanía y por supuesto de actores políticos y cívicos. Solo para hacer una comparación piense si llegara a requerir una cirugía y el gerente del hospital o clínica nombra para ejecutar la cirugía a una persona que nunca se preparó para ser cirujano ¿se dejarían operar? Así como el caso de la cirugía es igual de importante la conformación de un gabinete.

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