Importando inflación

En medio de la reactivación de la economía colombiana, tras los efectos perjudiciales en términos económicos y sociales que dejó la pandemia, en los últimos meses se han evidenciado una serie de retos importantes en el ámbito de la política macroeconómica que deben ser abordados con celeridad para mantener un crecimiento económico, inclusivo, estable y sostenible en el mediano y largo plazo.

Muchas son las enseñanzas que nos dejó la pandemia en este sentido. Colombia es una economía que en el agregado responde relativamente bien ante las crisis globales, pero al interior del país se intensifican problemas como la pobreza, la desigualdad, la precarización de los empleos, el costo de vida, entre otros. Los temas estructurales se deben resolver sin duda con políticas de mediano y largo plazo que mejoren las condiciones de vida de los habitantes, pero aquellos coyunturales como el que vivimos actualmente con el incremento en los precios de la canasta básica requieren medidas rápidas, acompañada de reflexiones profundas sobre la estructura de producción y la competitividad, considerando no solo la complejidad de nuestra economía, sino también la de la economía mundial, pues claramente somos una economía que recibe impactos por las fluctuaciones en los mercados internacionales y que cada vez depende más de productos importados.

Al analizar el comportamiento del valor de las importaciones colombianas de los últimos 12 meses a enero de 2022 se observa un crecimiento del 47,3%. Al pasar de un valor cercano a los US$43.000 a los US$63.000 millones. No obstante, si se revisa solo para enero el comportamiento de las importaciones en toneladas métricas la variación fue de 17,8%. La diferencia en estas dos tasas de crecimiento refleja que gran parte del problema de inflación de nuestra economía es importado, y a esto además hay que sumarle que en este mismo periodo de tiempo la tasa de cambio del dólar promedio pasó de $3.491 en enero de 2021 a $3.999 en enero de 2022 (incrementó 14.5%). Indicando que no solo suben los precios de los productos importados en dólares, sino que esta moneda también ha ganado terreno con respecto al peso, situación que genera un doble impacto en el índice de precios al consumidor.

En el periodo mencionado el valor de las importaciones de alimentos, bebidas y productos agropecuarios crecieron 27%, mientras las importaciones de abonos crecieron 210%, aunque en este último grupo de productos, al medirse el comercio en toneladas métricas la variación solo fue de 27,5%, indicando que el crecimiento en cantidades, aunque fue significativo, queda en un segundo plano al ser comparado con el incremento en los precios de estos insumos, y eso que para ese entonces aún no había una situación de conflicto entre Rusia y Ucrania.

Otros bienes también sufrieron aumentos en su valor y en algunos casos las cantidades importadas. Los cereales un aumento del 37,8% en costos y 3,7% en cantidades; los alimentos para animales 52,2% en costos y 39,5% en cantidades; y, los productos químicos orgánicos que aumentaron 53,4% en costos y 7,3% en cantidades. Todo lo anterior se suma al incremento en el valor de abonos, gas natural, frutas, aceites, grasas, legumbres, carnes, petróleo y sus derivados que varios de ellos tuvieron incrementos superiores al 30%.

En lo relacionado con los países donde mas creció el valor de las importaciones son Brasil, Canadá, Estados Unidos, Francia y China. Destaca China con un crecimiento de 86,3% en el valor importado y una participación de 29,1% en el valor total de las importaciones del país.

Finalmente, quedan varias reflexiones: (i) el país debe promover el autoabastecimiento de insumos agropecuarios, (ii) hay que impulsar la construcción de distritos de riego en diferentes zonas del país, (iii) a pesar de que gran parte del problema de inflación es importado del resto del mundo, estructuralmente se evidencia que somos una economía frágil y dependiente en productos que estamos en capacidad de producir, (iv) modificar transitoriamente los aranceles de algunos insumos sirve como paños de agua tibia, pero se debe hacer una revisión de todos los aranceles aplicados por Colombia, buscando mejorar las tasas de protección efectivas en productos estratégicos, pero a su vez, reduciendo la dependencia de insumos básicos y brindando condiciones competitivas.