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Tribuna Universitaria 10/05/2018

Sobreviviendo al gobierno

Juan Manuel Nieves R.
Estudiante de Comunicación Política
JUAN MANUEL NIEVES

Esta semana en una clase en la Universidad de Harvard, el profesor Jeffrey Frankel señalaba que los ciclos económicos debían responder a una política fiscal, en la cual, en los momentos de bonanza se ahorraba, con impuestos bajos, se mantenía la bonanza hasta que hubiese un ciclo de caída y ahí la bonanza ayudaba a soportar la recesión económica. Dicho supuesto, al parecer lógico, suele ser utópico en la mayoría de países.

Colombia había tenido una política fiscal medianamente juiciosa; no sufrimos las crisis de los 80 y la deuda externa venía con un comportamiento estable, por debajo de los US$50.000 millones; sin embargo, con el presente Gobierno empezó a crecer de manera sostenida, duplicando el endeudamiento que se mantenía hasta el 2010 y ubicándose ahora en alrededor de US$125.000 millones.

Los evaluadores de riesgo como Standard and Poor’s han bajado la calificación de Colombia, y se ve un futuro apretado en materia económica pues la producción e inversión en el país debe potenciarse. La reforma tributaria y el proceso de paz, que se desmorona con el narcotráfico, parecen presentar un reto mayúsculo.

Sabiendo la fórmula para mantener estable la política fiscal y económica de un país, ¿Por qué es tan difícil su aplicación? La respuesta parece similar en todos los casos; el gobernante de turno piensa en sus propios intereses, y ahorrar para que otro gaste más adelante no parece ser una opción.

Ejemplo de ello fue el recorte de George Bush hijo a los impuestos de Clinton, sin la reducción de gastos que debió tener; su política, sumada a otras y al alto costo militar, condujo a una crisis económica que duró varios años; o el nuestro, donde un Nobel de Paz valió omitir la entrega de las rutas del narcotráfico y el sostenimiento de un aparato burocrático creciente. Solo países como Alemania y Suiza han logrado mantener estable dicha regla y su estabilidad económica es solo un ejemplo de su prosperidad.

Pensar en el futuro del país más que en sí mismo, debería ser un propósito de cualquier gobernante; pero como las estadísticas lo demuestran, casi nunca ocurre; el actual gobierno va entregar un país endeudado y con el coletazo de la reforma tributaria aún por sentirse, además un proceso de paz pendiente de un hilo.

La forma de llevar adecuadamente la economía y las finanzas de un país ya está inventada desde hace mucho, la solución para la falta de voluntad y de buen gobierno es la que falta por inventar, pues darle el viraje que necesita Colombia para tener estabilidad económica a futuro va tener un costo político que no cualquiera está dispuesto a asumir; el recorte de gastos, impuestos, subsidios y de inversión estatal traen un peso político y de imagen difícil de aceptar; por lo pronto los ciudadanos seguiremos sobreviviendo.

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