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Analistas 06/12/2023

Incentivos inútiles

El gobierno del cambio acaba de lanzar un programa más de incentivos para la creación de empleos. El decreto 1736 del 20 de octubre del 2023 es más de lo mismo. Un remedio fallido para un viejo problema. Para ser justos, este no es el único gobierno que ha ensayado este tipo de incentivos inútiles. Este decreto sigue la misma línea normativa del programa 40 mil Primeros Empleos, la Ley del Primer Empleo y del Paef -aprovechado desproporcionadamente por grandes empresas- y de otras normas que se han promulgado a través de los años. Es sorprendente lo poco que nuestros gobernantes entienden de economía. Siguen pensando que el problema del desempleo se resuelve con subsidios a la oferta. No entienden que el problema del desempleo realmente se resuelve con demanda. No hay que subsidiar. Lo que hay que hacer es propiciar la demanda de trabajo.

Demanda para un bien habrá cuando se necesita ese bien. No porque me bajen el precio o me regalen ese bien se crea la necesidad. Entonces, los subsidios a la oferta de empleo son un desperdicio de recursos públicos. Es un regalo de dinero a quien ya tiene la necesidad y que estaría dispuesto a pagar por ese bien. Porque nadie va a contratar personal solo porque alguien asuma parte de su costo. Así no funciona la lógica empresarial. Los empresarios van a crear empleo si la demanda para sus bienes crece. Si la economía de un país no progresa, no se jalonará la demanda que es la que efectivamente promueve la creación de empleo.

Si queremos resolver de fondo el problema del desempleo estructural que padecemos hace más de 30 años, lo que necesitamos es crecer nuestra economía a tasas altas durante muchos años. El estado no puede crear empleos -salvo burocracia innecesaria- pero sí puede crear las condiciones para que el sector privado los creé. ¿Qué tipo de iniciativas tendrían un impacto mucho más profundo para la reducción del desempleo que subsidiar salarios? Empecemos por lo fundamental. Primero, necesitamos seguridad, tanto física como jurídica. Segundo, requerimos una tasa de impuesto a la renta empresarial razonable. Tercero, es imperativo que se reviesen los impuestos a la nómina para que se reduzca el costo del trabajo. Cuarto, sigamos permitiendo que el Banco de la República de forma independiente maneje la política monetaria para garantizar nuestra estabilidad macroeconómica.

Lo que resulta totalmente incoherente es subsidiar el salario, y por el otro lado hacerlo más costoso con reformas laborales que aumentan recargos, indemnizaciones, licencias e impuestos. En el mismo orden de ideas, tampoco tiene sentido promover la educación superior universal si no estamos simultáneamente estimulando la inversión privada que permita absorber el mundo de profesionales que producimos anualmente. Y la tapa de la contradicción, es buscar la reducción del desempleo mientras adrede se baja la guardia en materia de seguridad. Por la laxitud del gobierno para combatir el crimen, la única inversión que está en auge actualmente es la de los delincuentes. Si el estado no protege la vida, honra y bienes de los que crean empleo, no se producirá la inversión necesaria para crearlo, así el gobierno nos regale el sueldo de todos nuestros trabajadores.

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