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Analistas 18/01/2023

Engaños proteccionistas

Juan David García Vidal - Libertank
Director académico de Libertank

1. Cuando los políticos nos dicen que aumentarán los aranceles a las importaciones para “proteger” a la industria nacional incipiente, junto con los empleos que generan, mientras van preparándose para competir con los productores extranjeros, significa en realidad que los productores de esas mercancías en lugar de enfrentar y pagar con su dinero y con sus recursos ese proceso de adaptación, nos están transfiriendo o endosando el costo a todos los demás, obligándonos a comprar mercancías más caras y de peor calidad, al tiempo que se reducen nuestras opciones para elegir. Ahora bien, si no tienen cómo financiar su adaptación y si tampoco encuentran inversionistas interesados en apoyar su proyecto empresarial, significa que no es una idea de negocio rentable y, por lo tanto, deberían reorientar sus recursos hacia otros negocios que sean más atractivos y lucrativos. De lo contrario se estarían desperdiciando recursos, que son siempre escasos, en un proyecto inviable.

2. Si en un país se le pone un arancel a la importación de algo, eso significa que todos sus habitantes deberán destinar más dinero para comprar el bien o el servicio que podrían haber adquirido a un menor precio y a una mejor calidad si no existiera ese impuesto.

3. Los subsidios a los productores de los países ricos nos benefician a los consumidores colombianos, porque nos permiten consumir más y a menor precio, al tiempo que perjudican a nuestros productores, obligándolos a adaptarse. A su vez, los subsidios a los exportadores y productores colombianos nos perjudican a los consumidores y a los contribuyentes, porque se pagan con los impuestos que salen de nuestros bolsillos.

4. Los fabricantes protegidos con aranceles, al verse libres de la presión de la competencia exterior, tienden a encarecer sus productos y a hacerlos cada vez de peor calidad, porque, en la práctica, el mercado interno está bajo su control. Con el correr del tiempo dejan de invertir en mejor maquinaria y dejan de innovar. Así, todos perdemos. En cambio, si podemos comprar, por ejemplo, pantalones en la India porque son más baratos y de similar calidad a los tejidos en Colombia, ganan en la India porque pueden vender sus pantalones y ganamos en Colombia porque pudimos satisfacer nuestra necesidad de pantalones a un precio y a una calidad que los compradores colombianos consideraron subjetivamente adecuada. De lo contrario no estarían interesados en comprarlos. El monto que nos ahorramos en Colombia por la compra de esos pantalones más baratos no se guarda todo debajo del colchón, sino que una parte se podrá invertir en mejorar la maquinaria de las empresas colombianas y otra en comprar más bienes de consumo. La parte que se ahorre en el banco se podrá prestar para financiar otros proyectos empresariales o el consumo de otros hogares colombianos. Todo ello desaparecería si se aumentan los aranceles a la ropa.

5. El proteccionismo no es la solución, sino el problema. Decía Benjamín Franklin que “nunca una nación se ha arruinado comerciando”. En un estudio académico de 2019 de Furceri, Hannan, Ostry y Rose, titulado: “Consecuencias macroeconómicas de los aranceles” estimaron los efectos del proteccionismo comercial en 151 países durante el período 1963-2014, concluyendo que tiende a reducir el crecimiento del PIB, disminuye la productividad, aumenta el desempleo y genera más desigualdad.

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