MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
Casi toda la literatura que existe sobre emprendimiento está centrada en casos emblemáticos de éxito: empresas que comenzaron pequeñas y que hoy son famosas multinacionales.
Sin embargo, el Instituto del Fracaso -Failure Institute- es un think tank que se dedica justo a lo contrario: estudia las startups que fracasan y socializa las razones por las que fracasaron, pues considera que el fracaso es una fuente de conocimiento que ayuda a tomar mejores decisiones en el futuro.
El Índice Global de Fracaso -Global Failure Index- se construye anualmente partiendo de las variables que hicieron fracasar a las startups en los países que hacen parte del estudio.
El año pasado, las tres principales causas de fracaso no excluyentes para las startups colombianas fueron: baja generación de ingresos propios para subsistir (74,4% de los casos), fallas en la ejecución del plan de negocios (67,3%) y problemas de financiamiento (63,9%).
Al emprendedor casi siempre le gana el optimismo a la hora de planear y al final termina estrellándose de frente contra la realidad. Precisamente esto es lo que demuestran las causas de fracaso: los ingresos y el retorno sobre la inversión esperados siempre se demoran más de la cuenta -o incluso nunca se logran- y el emprendedor se ve obligado a cerrar su startup y a buscar empleo nuevamente para garantizar un ingreso que le permita subsistir.
El plan de negocios debe incluir un análisis de sensibilidad frente a diferentes escenarios posibles, donde juega un papel clave el escenario pesimista. En la configuración de este escenario es importante que el emprendedor se cuestione sinceramente sobre los hechos que nunca quisiera que ocurrieran o mejor, sobre aquellas situaciones que llevarían su startup al fracaso y que de acuerdo a la Ley de Murphy, tendrían altísima probabilidad de suceder: ¿Y si no compran el producto o servicio? ¿Qué pasa si la competencia responde? ¿Si sube/baja el dólar? ¿Si hay huelga de transportadores? ¿Si llega un pedido muy grande y la capacidad instalada es insuficiente? ¿Si la contabilidad y la revisoría fiscal se equivocan? ¿Si surgen problemas de calidad? ¿Si el Banco de la República sube/baja las tasas? ¿Qué sucedería si el fenómeno del Niño se alarga?
En el mundo del emprendimiento no existen los manuales con fórmulas prefabricadas que recomiendan qué hacer cuando surgen los imprevistos. La tarea del emprendedor consiste en identificar muy bien cuáles son las peores amenazas que harían fracasar su startup y utilizar toda su capacidad creativa para diseñar posibles planes de acción que le permitan sortearlas.
Algunas veces, no podrá hacer nada y tendrá que aguantar el chaparrón como mejor pueda; otras veces, no sólo resistirá frente a las adversidades sino que sacará provecho de ellas y saldrá fortalecido.
Finalmente, es bueno no olvidar que el Excel aguanta todo y que la realidad es siempre más rica e impredecible. Como dice la famosa canción: “La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida”.