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Analistas 01/07/2021

Priorizar el corto plazo

Juan Carlos Holguín
Socio de Holguin Consulting LLC
Analista LR

Para esta fecha (dentro de un año) ya sabremos quién será el presidente de Colombia para el periodo 2022-2026. Obviamente, un gobierno de Gustavo Petro sería una noticia desastrosa para todos los colombianos (incluidos los que ingenuamente creen que sus condiciones de vida mejorarían bajo un gobierno de Petro). No solo sería un mal administrador, como quedó demostrado durante su mandato como alcalde de Bogotá, sino que es alguien que pondría en riesgo la estabilidad democrática, económica y social del país.

Sin embargo, a pesar de la existencia de esa posibilidad peligrosa en el escenario político/electoral, hay razones históricas para ser optimistas ya que el país cuenta con una franja importante de centro independiente que ha definido elecciones claves en las segundas vueltas. Por ejemplo, en 1998 cuando Horacio Serpa (y por ende Samper) pensaba que tenía asegurada la presidencia después que Noemí Sanín terminó de tercera en la primera vuelta (con alrededor de 27% de los votos) y decidió de manera irresponsable no apoyar a Pastrana; se sorprendió cuando una gran parte de los que votaron por ella decidieron votar en segunda vuelta por Pastrana. No me quiero imaginar lo que hubiera sido de Colombia con Serpa de presidente al mismo tiempo que Hugo Chávez llegaba al poder en Venezuela.

En 2014, cuando Oscar Iván Zuluaga pensaba que tenía asegurada la presidencia, el electorado de centro independiente nuevamente en la segunda vuelta optó por Juan Manuel Santos y su propuesta de finalizar las negociaciones con las Farc. Nuevamente el electorado de centro decidió por un mal arreglo (tal vez pésimo) que continuar con un conflicto armado sin sentido de manera indefinida.

Y en el 2018, cuando Petro llegó a pensar que tenía la presidencia en el bolsillo (sumando sus votos en primera vuelta más los de Sergio Fajardo), una vez más el electorado de centro independiente decidió a favor de Duque (un porcentaje importante de los votos de Fajardo terminaron en segunda vuelta con Duque). Fajardo decidió no apoyar a Petro, pero así lo hubiera apoyado, los resultados finales muy seguramente hubiesen sido los mismos.

Si la historia es un indicativo, Petro no tendría un camino fácil en la segunda vuelta en 2022. Sin embargo, un factor que podría jugar a favor de Petro, son las condiciones económicas y sociales del país si no mejoran en los próximos meses. Por lo tanto, es el momento que el gobierno Duque actúe con el mayor pragmatismo posible y priorice la reactivación económica y la vacunación sobre cualquier otra iniciativa. Es el momento, que un gobierno débil políticamente priorice el corto plazo y permita que esa franja de centro independiente se recupere económicamente antes de las elecciones de primera vuelta en mayo.

En plena campaña para el Congreso y para la Presidencia, no hay espacio para impulsar ningún tipo de reforma estructural (tributaria, laboral, pensional o de cualquier otra naturaleza). Por supuesto, hay problemas inmensos como el desempleo, la informalidad laboral, la desigualdad económica, la inconformidad en las regiones que requieren soluciones, pero son tan tareas tan complejas que requieren soluciones de mediano y largo plazo, y el actual Gobierno no tiene ni el tiempo ni el liderazgo para impulsarlas.

Si las condiciones económicas del país mejoran en los próximos meses (y por ende la situación de empleo tanto formal como informal), va a ser muy difícil que más de la mitad del país le dé la espalda al modelo económico actual. Estamos es un punto crucial, donde la continuidad democrática y la estabilidad económica debe ser la prioridad número uno. No es el momento de intentar resolver problemas que vienen desde décadas y que durante los tres primeros años el gobierno no solucionó (durante el primer año y medio se perdió tiempo y luego llegó la pandemia).

Por ejemplo, en el tema de la reforma tributaria parcial que va a ser presentada en las próximas semanas, se debe priorizar el corto plazo (en otras palabras este año y la financiación de 2022), ¿Que va a pasar con el déficit fiscal y endeudamiento externo en 2023 y siguientes años? Esa es una decisión que tomaremos los colombianos en las elecciones presidenciales de 2022. De qué serviría aprobar un ajuste fiscal importante a partir del 2023 para evitar que una o dos agencias de crédito le rebajen al país el grado de inversión, pero al mismo tiempo esa propuesta de ajuste genere más malestar social y le termine entregado la presidencia a Petro. Si Petro es elegido presidente no me cabe la menor duda de que el país perdería el grado de inversión y por un largo tiempo.

En mi última columna del 7 de abril de 2021 (tres semanas antes que el gobierno presentara la propuesta de reforma tributaria), la consideraba inconveniente no solo por el tamaño, pero también por el momento político y económico que vivía el país. Terminaba diciendo: “Es el momento de apostarle a una reactivación fuerte y ojalá el próximo gobierno se la juegue por las reformas estructurales desde el inicio”. Esperemos que, en los próximos meses, prevalezca el pragmatismo para salvarnos de una catástrofe mayor el próximo año.

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