Ingenieros militares

Gracias a las capacidades de los ingenieros militares y a su pronta respuesta, la movilidad en la vía principal que conecta el departamento del Meta con Cundinamarca ya quedó restablecida a la altura de Puente Quetame, luego de los sucesos del pasado 18 de julio. Estos fenómenos naturales se repetirán con más frecuencia e intensidad y se requiere que tanto ingenieros militares como consultores trabajen mancomunadamente en la gestión y adaptación de infraestructura crítica frente al cambio climático.

Los ingenieros militares desempeñan un papel crucial en diversas tareas tácticas y técnicas para apoyar operaciones militares y fortalecer la responsabilidad social del Ejército Nacional. Bajo el comando de ingenieros, se despliegan cinco brigadas especializadas, que incluyen la brigada de desminado humanitario y la brigada de atención y prevención de desastres, además de la brigada especial de ingenieros y la de construcciones.

En situaciones de emergencia, los ingenieros militares están preparados para realizar labores de búsqueda y rescate, mantenimiento de vías, perforación de pozos y distribución de agua potable mediante carro tanques, así como la entrega de ayudas humanitarias. Además, se destacan por esfuerzos en desminado mecánico, manual, canino y estudios para descontaminar áreas de minas antipersonal, permitiendo el retorno seguro de comunidades a sus territorios y reactivando actividades agrícolas y ganaderas.

Una de las capacidades destacadas de los ingenieros militares es el empleo de binomios caninos y aeronaves no tripuladas para labores de búsqueda y rescate en zonas de difícil acceso o con alto riesgo de desastres naturales. Asimismo, trabajan en conjunto con la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres (Ungrd) y colaboran con la Fuerza Aeroespacial Colombiana (FAC) en operaciones conjuntas para evacuar a personas en sectores inseguros debido a movimientos en masa, avalanchas o bloqueos de vías. Se destaca su capacidad para montar puentes metálicos provisionales en poco tiempo en cualquier parte del país.

La preparación de estos ingenieros es amplia y abarca distintos niveles de formación, lo que asegura que estén capacitados para enfrentar diversas situaciones y desafíos en su misión de salvaguardar la vida, el bienestar y la seguridad del país y sus ciudadanos. Desde mi perspectiva, sería altamente beneficioso fomentar más colaboración entre ingenieros militares e ingenieros consultores del sector privado. Esta sinergia permitiría llevar a cabo evaluaciones de vulnerabilidad con el fin de identificar qué infraestructuras críticas están más expuestas a efectos del cambio climático y determinar medidas de adaptación necesarias.

Lo que sigue es diseñar y construir infraestructuras más resilientes que puedan soportar condiciones climáticas extremas. Esto podría implicar elevar puentes y carreteras para evitar inundaciones, diseñar sistemas de drenaje adecuados o utilizar materiales resistentes a tormentas.

En el caso de suministro de agua para La Guajira, por ejemplo, así como en otras partes del país, los ingenieros militares y consultores podrían contribuir a la planificación y gestión adecuada de recursos hídricos para asegurar un suministro adecuado de agua en tiempos de sequía.

Claramente, las políticas gubernamentales y regulaciones necesarias deben estar alineadas con la necesidad de adaptar infraestructura a cambios climáticos. Así, es el gobierno el que debe destinar fondos adecuados para mejorar y actualizar la infraestructura existente, así como para construir obras que sean resilientes. En este entorno, los ingenieros militares y consultores desempeñan un papel clave en planificación, diseño y ejecución de medidas de adaptación para proteger y fortalecer la infraestructura crítica. Los ingenieros militares tienen una formación y experiencia única en tecnología y estrategia militar. Al colaborar con firmas de consultoría tradicionales, se puede lograr una sinergia que permita abordar proyectos complejos desde diversas perspectivas y enfoques.