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Analistas 22/11/2018

Gerencia y ciencia

José Ignacio López
Presidente del Centro de Estudios Económicos Anif

En enero del próximo año, como es usual cada año en medio del invierno, se realizará la asamblea anual de la Asociación Económica de Estados Unidos, que ocurren en simultánea con el job market, la feria de empleo donde los estudiantes próximos a graduarse de sus doctorados en economía o finanzas se entrevistan con potenciales empleadores. Por tres días la ciudad que aloja esta conferencia, la más grande en economía por número de asistentes, se llena de seminarios y conferencias, mientras los próximos a ser doctores corren apresurados presentando entrevistas de trabajo.

La mayoría de candidatos espera conseguir un empleo en alguna universidad o en un banco central. No obstante, existe un número importante de ofertas del sector privado. Algunas compañías del sector financiero son participantes habituales: Goldman Sachs, JP Morgan y Citi, entre otros, buscan candidatos para hacer investigación económica o análisis cuantitativo.

En años recientes, las empresas más activas han sido las compañías tecnológicas: Microsoft, Amazon, Uber, Facebook o Airbnb. Estas empresas participan ahora en la feria laboral buscando economistas que hagan investigación en temas tan variados como economía del comportamiento, experimentos e inferencia causal, diseño de mercado y estrategia de precios, estudio de redes, evaluación de programas, pronósticos, entre otros. Un ejemplo de esta tendencia es Uber, que en los últimos años ha consolidado un equipo de más de 12 jóvenes Ph.D. en economía.

Pocas empresas de América Latina buscan talento en este evento. La excepción son algunas multinacionales. No hay un interés por parte del sector privado por este tipo de perfil. En nuestro país se percibe a los doctores de economía, o áreas relacionadas, como personas muy académicas, entendido por esto, desconectadas de la realidad. Parte de la culpa de esta errónea percepción, es de los académicos y la falta de diálogo con el sector privado. Otra parte se debe al desconocimiento de los gerentes locales sobre cómo ha cambiado el mundo académico. Hoy en día los programas doctorales en economía tienen un énfasis especial en trabajo empírico, análisis de datos, estudios comportamentales y técnicas econométricas, incluyendo aprendizaje de máquina (el famoso machine learning).

Las empresas tecnológicas de Estados Unidos, que se han vuelto disruptivas en muchos mercados, reconocen la importancia de atraer talento que sea capaz de analizar, entender y pronosticar el comportamiento de sus clientes usando el insumo más importante de sus firmas: la información. En nuestro país hay un atraso importante en esta materia, incluso en las empresas más profesionales. En muchas compañías locales las bases de datos no están explotadas, porque ni siquiera están organizadas, y por falta de capital humano.

Muchas de las discusiones sobre la empresa en nuestro país son de puertas afuera. Y es entendible, dado los problemas de regulación, infraestructura y estabilidad jurídica. Pero muchos problemas que explican la baja productividad en Colombia son resultado de la mala gerencia de nuestras empresas. El espectro es amplio: desde la falta de técnicas básicas de administración en pequeñas y medianas empresas, hasta la falta de ciencia y método en las más grandes. Contratar doctores no es necesariamente la solución, pero hay mucho por hacer en esta materia.

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