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Analistas 23/06/2023

Derrota cantada

El ministro de Interior, Luis Fernando Velasco, ha salido en las últimas horas a varios medios de comunicación a resumir la gestión del Gobierno en la primera legislatura de su mandato. En múltiples ocasiones ha señalado que algunas iniciativas fueron aprobadas de manera diligente y sin mayores traumatismos como el Acuerdo de Escazú y la Reforma Tributaria. Es preciso recordar que en ese momento había otro ministro de Interior, y que en esa época Velasco estaba encargado de ser el Alto consejero para las Regiones.

La verdad es que las declaraciones de Velasco sonaron similares a las de los técnicos de fútbol que pierden un partido y en la rueda de prensa insisten en no hablar de la derrota sino en el “funcionamiento” del equipo y otras cosas para desviar la conversación. El decreto de extras dice en un silencio elocuente que se perdió de manera grande y que ahora las baterías se van a enfilar hacia la siguiente legislatura.

El Pacto Histórico reventó lo mal llamado coalición con partidos tradicionales desde adentro, lo que terminó convirtiéndose en la implosión de las mas importantes iniciativas de gobierno. Liberales, Conservadores y La U, muy probablemente por gestiones políticas del senador Barreras, le dieron un compás de espera amplio comenzando un diálogo que hubiera podido ser constructivo. Al final, Barreras creó su propio partido, terminó judicialmente destituido del Congreso y aislado en una Embajada donde tiene poca capacidad de acción.

Está ahora fuera del juego, lo que en la práctica terminó acelerando la implosión señalada. En la votación del proyecto que buscaba regular el uso de cannabis para consumo recreativo en adultos, demostró que a nivel de plenarias el Gobierno ya no tiene mayorías y que cada iniciativa le va a costar tiempo, esfuerzo y otras cosas más si quiere avanzar en sus grandes ideales.

Una de ellas ya quedó hundida del todo, la reforma laboral, que deberá radicarse desde ceros en la siguiente legislatura. Las que no se hundieron, pero quedaron entubadas en la Unidad de Cuidados Intensivos, son la reforma pensional y la reforma a la salud. La primera ministra que defendió tercamente la reforma a la salud fue removida de su cargo de un día para otro cuando el mismo Gobierno la comenzó a ver como un obstáculo dentro del ecosistema. Salió por la puerta de atrás, sin pena ni gloria, quién sabe en dónde quedaron sus arrogancias y desplantes con miles de actores interesados.

La nueva legislatura se cruza en sus primeros meses con las elecciones territoriales. Muchos representantes a la Cámara y senadores de todos los partidos se van a concentrar en esa nueva lucha de la política local. Ya comenzaron a lanzar candidaturas en ciertas regiones del país, y la semana entrante comienza la odiosa e inevitable ley de garantías, que es otra pausa mental para muchos contratistas y empleados públicos del país.

El Gobierno Nacional también está metido en el juego y la discusión. La prioridad claramente no serán los proyectos de ley, que, a mi juicio, pasan todos al cuarto de San Alejo por un buen tiempo. Derrota cantada a nivel legislativo que deja una gran enseñanza al Gobierno: una cosa es decir lo que se quiere hacer y otra es lograr hacerla. Son muy buenos en lo primero, muy malos en lo segundo.

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