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Analistas 05/09/2013

Claro que los iban a multar

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Se conoció esta semana la multa más alta en la historia de las telecomunicaciones en Colombia. El superintendente de Industria y Comercio, Pablo Felipe Robledo, informó al país que la compañía Comunicación Celular S.A., anteriormente Comcel y que ahora usa la marca Claro, debe pagar la suma de $87.750 millones. El titular de prensa retumbó hasta México en las oficinas de América Móvil, ya que la acusación es contundente: “por abuso de posición dominante y otras conductas infractoras de la libre competencia”. La multa es el resultado de una suma de irregularidades investigadas por la SIC durante varios de los casi 20 años de operación de esta compañía en Colombia. (Ver comunicado 1) 
 
El origen de la multa y el desarrollo de las investigaciones, muestra que Claro cayó en una serie de irregularidades respecto a las cuales es difícil encontrar un directo responsable. SIM cards compradas a otros operadores para inflar las cifras de portabilidad numérica, números asignados a usuarios que no estaban en la base de datos de numeración del Gobierno, contratos con proveedores y operadores pequeños con condiciones desfavorables, y lo más complicado, no abrir las bandas de los teléfonos para impedir que los usuarios se vayan a otro operador. Esto  último coincide con lo que alguna vez dijo el presidente de Tigo, Esteban Iriarte, en una entrevista para La República, en la cual explicaba que los usuarios de Claro estaban prácticamente secuestrados y no los dejaban salir de sus contratos.
 
No es el mismo caso del pleito con la ETB. En el caso de Claro vs. ETB hay demandas, contrademandas, tutelas, tribunales de arbitramento y una serie de pronunciamientos públicos de ambas empresas, por un pleito que inició en la década de los 90 con el famoso cobro de los cargos de acceso e interconexión por llamadas de fijo a móvil y de larga distancia. Esta vez Claro podrá interponer recurso ante la misma SIC, pero difícilmente podrá ingresar al escenario de “empapelar” la multa, ya que de no pagar, se podría configurar un incumplimiento del contrato  con el Estado colombiano. 
 
Cabe resaltar que dicho contrato termina en marzo de 2014, pues se adjudicó en 1994 y se renovó por diez años en 2004. No existe el concepto de prórroga ni renovación. Ahora se deberá negociar un nuevo contrato que seguramente tendrá condiciones diferentes en temas de precio por el uso del espectro, mínimos de calidad, condiciones de cobertura y otra serie de cosas que el Estado colombiano, y sobre todo los usuarios, tienen derecho a exigir. 
 
Van a ser meses complicados para los directivos de Claro que no podrán usar la chequera de Carlos Slim esta vez como argumento, ni llegar con una actitud arrogante para negociar con el Ministerio TIC. La multa de la SIC es apenas un anticipo del cambio que les viene. Dentro de la empresa se ha oído al presidente, Juan Carlos Archila, decir a sus empleados y jefes en América Móvil en México, que él considera que hay una especie de conspiración en Colombia contra ellos, no sólo de los operadores que compiten con Claro, sino también por parte del Estado, sobre todo de los organismos de control (ver comunicado Claro 2). La compañía quedó desconcertada con la multa y en México están revisando cuáles directivos de la compañía deben ser responsabilizados por haber dejado que las cosas llegaran a este nivel. Claro que los iban a multar. Claro que deben pagar.
 
Ñapa: La última encuesta Gallup muestra que la mayoría de colombianos no aprueba la gestión del presidente Santos. Se viene el año electoral y el nivel de sintonía con la gente es bajo. Santos está llegando a los niveles de popularidad de Andrés Pastrana, uno de los peores presidentes que tuvo el país. Difícilmente va a poder revertir la tendencia, mientras no sea explícito con el tema de la negociación con la guerrilla. La ambigüedad de negociar con el terrorismo. El colombiano no quiere más guerrilla y nadie ha explicado si se va a reparar o no a las víctimas. Lo de La Habana se convirtió en el Titanic de la reelección. Nunca entendí por qué, si quieren la paz, no se han desmovilizado. Me parece que sólo quieren es seguir con su show.
 
 

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