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Analistas 11/11/2022

Brazil was stolen

Nuestro vecino país vive momentos de máxima tensión tras la reciente elección de Lula Da Silva para su segundo período presidencial. Las calles y carreteras de diferentes lugares de Brasil se han visto llenas de transportadores que han bloqueado la movilidad normal. Decenas de miles ciudadanos han salido a protestar pues consideran que hubo fraude en el intento de reelección de Jair Bolsonaro.

Una significativa porción de la población brasilera no acepta la derrota de Bolsonaro, y se han unido alrededor de la consigna: “Brazil was Stolen”. La frase es en inglés pues buscan llamar la atención de medios de comunicación internacionales. La prensa local se ha comportado de una manera atípica. Ciudadanos brasileros denuncian en redes sociales que la mayoría de los medios y periodistas de su país se han autocensurado. Todo debido a decisiones de un funcionario: Alexandre de Moraes, el ministro del Tribunal Superior Electoral.
De Moraes revivió una norma de la dictadura militar vivida en Brasil entre 1964 y 1985. Con esa norma vigente cualquier ciudadano, periodista o columnista se expone a ser multado o encarcelado, si decide cuestionar el proceso electoral. Las multas superan los 100.000 reales, unos $96 millones colombianos. De Moraes puede decidir que cualquier cosa que se dice en internet va contra la ley. Tiene un amplio poder para ordenar quitar contenidos digitales a su criterio. Se han bloqueado cuentas de influenciadores, y todo lo que se consume por redes y medios entonces queda bajo un gran manto de duda.

Los periodistas brasileros que viven en el exterior son los únicos que pueden publicar denuncias, pero por orden del Tribunal Supremo Electoral la mayoría de esas cuentas tiene restricción estatal desde los proveedores de internet. En estos momentos la libertad de información en Brasil se asemeja a la de China o Corea del Norte. De Moraes autorizó llamar a Bolsonaro “genocida” o “fascista” pero prohibió que se llamara “ladrón” o “corrupto” a Lula, quien estuvo encarcelado 580 días.

No fue sorpresa que el Tribunal Superior Electoral de Brasil en el informe final del Ministerio de Defensa aseguran no haber encontrado fraude o inconsistencia en las diferentes máquinas de votación electrónica y en general en el proceso electoral. La realidad es que solo se pudieron auditar ciertas máquinas. Casualmente las máquinas auditadas tienen diferencias porcentuales muy diferentes a las que no pudieron ser auditadas. El consultor argentino Fernando Cerimedo, viene haciendo explicaciones en redes sociales con bastante solidez estadística que demostrarían severas inconsistencias en los resultados arrojados por las máquinas. Ningún medio brasilero ha publicado nada. No era difícil concluir que los videos de Cerimedo fueran bloqueados para todo Brasil.

Lula mientras tanto dijo públicamente ante estas denuncias de los opositores que “Brasil no tiene más tiempo para seguir peleando, no hay tiempo para la venganza, la rabia o el odio. Es tiempo de gobernar”. Mientras tanto crece en redes a nivel internacional la consigna #BrazilWasStolen con una bandera carioca en blanco y negro. Los colombianos deberíamos revisar en detalle todo ese proceso electoral, no vaya a ser que hubiéramos cometido algunos de esos errores.

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