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Analistas 11/09/2020

Tres tintos por buena información

Jorge Heili
Gerente de Estrategia Digital - Medios OAL
Analista LR

¿Usted estaría dispuesto a pagar por acceder a buena información? Con el acceso a Internet se acostumbró a leer noticias gratis, a acceder a videos, a escuchar la radio por streaming, a disfrutar de buenos podcasts sin más costo que la tarifa de datos que paga en su teléfono y el servicio de Internet de su casa.

En nuestra región latinoamericana, el hábito de pagar por información no se ha popularizado todavía. Un estudio de Reuters Institute muestra que en países como Argentina o España solo 12% de los consultados reconoce pagar alguna suscripción de información digital. En los EE.UU es el 20% y en Noruega, el 42% de los consumidores ha pagado por acceder a noticias.

Pagar por buena información empieza a verse como posibilidad mucho más cercana. Días pasados, el diario español El Mundo celebraba las 50.000 suscripciones de pago digital, mientras El País ha sumado 64.000 en los últimos meses. Este logro anhelado desde hace años por los periódicos, se debe en gran medida a la llegada de servicios de entretenimiento como Netflix o los videojuegos, que impusieron el concepto de hacer pagos que se perciban como “baratos”. Piense que un abono de televisión por cable ronda los US$25 mensuales, mientras que por US$7 al mes, Netflix permite su uso y acceso cuando quiera en su TV, su computadora o su celular.

Producir información es muy costoso. En este momento, las empresas periodísticas de Colombia se encuentran bajo una enorme presión por la caída de ingresos publicitarios mientras se sostienen los costos de tener redacciones que producen noticias, entrevistas y reportajes que se emiten en radio, TV, web o redes sociales, y el usuario las consume pagando por su servicio de datos a la empresa teléfonica, pero al medio que produce y publica el contenido no llega un peso.

El estudio de Reuters Institute dice que crece la cantidad de personas que “no creen en las noticias”; las redes sociales se han convertido en vehículos eficientes de la desinformación, de la distribución de “noticias falsas” y son el espacio de la polarización ideológica, el insulto y la descalificación.

La mala información siempre es un peligro para la libertad de los ciudadanos, aunque esta aseveración tenga nula relevancia para la mayoría de la sociedad, e incluso haya políticos y sectores sociales partidarios de “acabar con los medios” a los que consideran enemigos. John Kennedy, durante su mandato definió al periodismo como “un arma impagable para la Presidencia, para controlar qué sucede en el gobierno”, mientras que Thomas Jefferson, tercer presidente de los EE.UU., aseguró que prefería “periódicos sin Gobierno, antes que un gobierno sin periódicos”.

En la tercera década que se inicia del Siglo XXI, las reglas de juego del “todo gratis” en digital está llegando a su fin. Los usuarios han aceptado entregar su privacidad, sus secretos y todos sus movimientos a empresas tecnológicas que ganan millones de dólares vendiendo los datos que poseen de cada persona. No debería ser un problema que cuando usted desee tener buena información, contenidos de valor para tomar decisiones y conocer la verdad, ya sea en texto, audio o video, esté dispuesto a pagar el valor de 3 tintos al mes.

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