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Para comprender la inteligencia artificial, IA, es fundamental entender un silogismo: no existe la inteligencia artificial sin infraestructura y ésta es la infraestructura digital. Punto.
La IA no es una tecnología aislada del mundo digital, es habilitada por la infraestructura digital y de una evolución de las redes de conectividad que la hacen viable y vital para este momento histórico de nuestra sociedad global. “La ola que viene” (Mustafá Suleyman) es hija de la conectividad, de las antiguas redes de telecomunicaciones y que han evolucionado a un concepto complejo y robusto que es la infraestructura digital. A mayor infraestructura, robusta y extendida, mayor liberación de IA, contrario sensu; la infraestructura digital mediocre y con menos conectividad para el ciudadano, garantiza un menor o nulo acceso a la IA.
Los gobiernos que no sean competitivos en la adopción, de la IA, quedarán marginados de la economía digital, competitividad, innovación y de la oportunidad de ofrecer desarrollo económico y social a sus ciudadanos. Unos en la trampa de la marginación digital, otros en la supercarretera de la competitividad global.
Relación entre la infraestructura digital y la IA. No existe política pública o política digital que no comience por la promoción y despliegue de infraestructura digital. Hablar de IA en salud, educación, finanzas, seguridad pública o cómputo sin infraestructura digital, es una falacia, cuando no propaganda.
La IA depende de una infraestructura digital sólida y de alto rendimiento para funcionar de manera eficiente. La relación entre la IA y las redes 5G, los Centros de Datos y los procesadores es simbiótica. La IA necesita de esta infraestructura y, a su vez, ayuda a gestionarla y optimizarla.
Los modelos de IA, especialmente el Aprendizaje Profundo, requieren una capacidad de procesamiento astronómica. Los procesadores tradicionales no son eficientes para la IA. Por ello, se utilizan Unidades de Procesamiento Gráfico (GPUs) y, recientemente, Unidades de Procesamiento Tensorial (TPUs), diseñadas para acelerar el aprendizaje de la IA.
Centros de Datos: son la fábrica y campo de entrenamiento de la IA. Son el cerebro de la infraestructura de IA. Los Centros de Datos albergan miles de procesadores y sistemas de almacenamiento de alto rendimiento. Son vitales para entrenar modelos de IA con grandes volúmenes de datos: obsequian capacidad de cómputo, almacenamiento y predicción en tiempo real.
Redes 5G. La conectividad es el sistema nervioso que une a todos los componentes de la IA. Las redes 5G, con su alta velocidad, ancho de banda y baja latencia, son vitales para la IA. Vuelve a la IA estable, eficiente y la integra al ecosistema digital. Esto permite que dispositivos y sensores como fábricas, ciudades inteligentes, puertos o equipos autónomos, envíen y reciban grandes cantidades de datos. 5G garantiza que la IA tome decisiones en tiempo real.
A medida que los modelos de IA se vuelven más grandes y complejos, la eficiencia de la IA dependerá de lo robusto y de la capacidad de la infraestructura digital, mucha fibra óptica, más radio bases, más espectro radioeléctrico, procesadores más potentes, más centros de datos, más grandes y redes más rápidas 5G.
¿Tenemos los incentivos y la política pública correcta? El reto es enorme. Una sociedad pensada en IA, precisa de la mejor infraestructura digital.
El primer daño es el tránsito de la búsqueda genuina de la verdad hacia la imposición de la posverdad, donde los hechos dejan de importar y son reemplazados por narrativas conveniente