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Analistas 27/11/2021

Seguros y COVID-19

Javier Villamizar
Managing Director

Debido a los efectos y la incertidumbre generada por la pandemia del covid-19, que obligó al mundo entero a ponerse en un entorno de confinamiento por varios meses, los dueños de vehículos dejaron de usar los mismos por mucho tiempo cambiando de manera radical e inesperada el perfil de riesgo sobre el cual, históricamente, se habían estimado los precios de las pólizas para los contratos de seguros de automóviles. A mediados de 2020, cuando el mundo se encontraba paralizado a mas de un 75% en términos de movilidad, lo cual generó una inmediata reducción en la tasa de siniestralidad registrada y en consecuencia un bajo porcentaje de liquidaciones por este tipo de daños, muchas aseguradoras de automóviles actuaban como si el trabajo remoto y la educación no hubieran transformado los hábitos de conducción de millones de individuos.

Esta reducción en la cantidad de siniestros y la sensación por parte de los usuarios de estar pagando en exceso por una cobertura innecesaria incrementó la demanda de productos de seguro cuyo costo mensual se calcula en proporción a los kilómetros conducidos. Este mecanismo de “pago por uso” venía creciendo de manera modesta, impulsado principalmente por compañías enfocadas a usuarios jóvenes y millenials dentro de un marco de transformación digital de la forma en que se comercializan los seguros, convirtiéndose en una opción más económica para aquellos que no utilizan su vehículo por un periodo de tiempo prolongado.

El seguro por uso funciona a través de un dispositivo electrónico que se conecta al vehículo asegurado para medir, entre otras cosas, la cantidad de kilómetros recorridos mensuales, información que le permite a la compañía aseguradora determinar el uso real que se le está dando al vehículo. De igual manera, gracias a un acelerómetro y otros sensores presentes en ese artefacto, los aseguradores pueden entender mejor el perfil de riesgo del asegurado, en relación con la forma en que actualmente conduce.

Otro sector de la industria aseguradora que se vio afectado por la pandemia fue el correspondiente a las pólizas de riesgo para bienes físicos, propiedades y locales comerciales. El cierre de comercios y locales redujo los riesgos que se corrían de tener un accidente o un siniestro, haciendo que los dueños de los mismos reconsideraran lo que estaban pagando por un seguro multi-riesgo, principalmente porque se dieron cuenta que en la mayoría de los casos, las pólizas contratadas con cobertura de “interrupción de negocios” solamente se hacían efectivas en casos donde se hubieran producido daños físicos directos o hubiera una interrupción o parálisis del negocio por razones ajenas, lo que en la gran mayoría de casos no incluía el cierre o afectación de un comercio o empresa por los efectos generalizados de la pandemia de covid-19.

Otros productos históricamente importantes para los ingresos de las compañías de seguros enfocados a proteger la vida y el patrimonio de los individuos y empresas se vieron afectados en los últimos meses, entre otros, por factores como el desempleo, el aumento de la cartera de crédito, la no disponibilidad de ahorro y en especial porque en épocas de restricción económica las personas dan prioridad los gastos relacionados con sus necesidades básicas, alimentación, educación y vivienda, entre otros.

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