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Analistas 30/09/2023

China vs. USA: guerra silenciosa

Javier Villamizar
Managing Director

El conflicto entre Estados Unidos y China en el ámbito de la tecnología de semiconductores ha adquirido proporciones preocupantes planteando desafíos comerciales y estratégicos de magnitud creciente. Ambos países están implementando medidas destinadas a salvaguardar sus intereses y consolidar su influencia en una industria estratégica para el desarrollo de otras tecnologías como la comunicación móvil, la electrónica automotriz y la inteligencia artificial.

Un episodio que suscitó gran inquietud fue la presentación hace unos días del nuevo teléfono inteligente Huawei Mate P60 Pro, realizada estratégicamente durante la visita de la secretaria de Comercio de Estados Unidos, Gina Raimondo, a China. Este evento ha sido ampliamente promocionado por los medios chinos como un contundente revés a las sanciones impuestas por Estados Unidos en los dos últimos años. Análisis técnicos han revelado datos alarmantes: el cerebro del Mate P60 Pro, es un procesador fabricado por una empresa china, utilizando tecnología de 7 nanómetros, en lugar de los 14nm que el fabricante Smic dominaba previamente. Este avance tecnológico pone de manifiesto los esfuerzos incansables de China por progresar en la fabricación de semiconductores de alta gama pese a los bloqueos que Estados Unidos a impuesto para la transferencia de estas tecnologías.

China ha destinado una inversión masiva en su industria de semiconductores, respaldada por programas de financiación gubernamental que ascienden a los 41,000 millones de dólares. Este compromiso financiero está impulsando de manera significativa la industria y, de manera preocupante para Estados Unidos, está fortaleciendo la autosuficiencia tecnológica de China en un momento en que las tensiones comerciales se intensifican. Más allá de la fabricación de semiconductores, China lidera en tecnologías cruciales vinculadas a la transición energética, como la producción de paneles solares, baterías y vehículos eléctricos.

La respuesta de China a las restricciones occidentales ha sido impactante. Ha optado por prohibir la exportación de galio y germanio, dos elementos esenciales en la fabricación de semiconductores. Estos elementos se obtienen generalmente como subproductos de la minería del zinc y aluminio. China es el principal productor mundial de galio y germanio, lo que ha generado una crisis en las cadenas de suministro globales y una preocupante escasez y volatilidad en los precios a nivel global. Estas restricciones no solo afectan a la fabricación de semiconductores, sino que también repercuten en la industria de vehículos eléctricos y paneles solares, lo que agrava aún más la situación.

Las medidas de China son una respuesta directa a las sanciones impuestas por Estados Unidos a empresas chinas como Smic, que eran consideradas posibles proveedores de chips para aplicaciones militares. Estados Unidos ha instado a sus aliados, como Alemania y los Países Bajos, a aplicar restricciones similares, como el control de productos químicos esenciales para la fabricación de chips, especialmente en procesos de tres nanómetros.

China incluso está evaluando la posibilidad de prohibir la exportación de otros minerales, como el neodimio, utilizado en la producción de imanes poderosos que son esenciales en diversos procesos de fabricación.

La temperatura del conflicto entre Estados Unidos y China en el ámbito de la tecnología de semiconductores está elevándose de manera acelerada planteando serios desafíos para Estados Unidos y su posición en la arena tecnológica mundial.

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