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Analistas 26/09/2012

Amor de lejos… para eso está la tecnología

Javier Villamizar
Managing Director
La República Más
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Es difícil imaginar cómo las parejas lograban sostener una relación a larga distancia cuando la comunicación se realizaba por medio del sistema postal tradicional, usando palomas mensajeras o incluso a través de señales de humo. Es por esto, que resulta imposible quitarle importancia al giro tan radical que la tecnología le ha dado a la forma en que los seres humanos se relacionan sentimentalmente. La introducción de la fotografía en 1814, del telégrafo, del teléfono y posteriormente del internet, han marcado cambios fundamentales en la sociedad debido a la manera en que acortan las distancias, maximizan el tiempo y enriquecen el contenido que se comparte en una relación. En los últimos años, el internet y los teléfonos móviles se han convertido en instrumentos indispensables para las relaciones sentimentales de todo tipo, ya que permiten el acercamiento virtual entre las personas.

Cada cultura y sociedad ha creado y desarrollado sus propios protocolos para el establecimiento y la evolución de las relaciones interpersonales, sin embargo, durante los últimos años estos protocolos se han visto deteriorados y hasta cierto punto homogenizados, por la participación cada vez más activa de la tecnología en asuntos de índole sentimental y afectiva. Gracias a las tecnologías modernas de comunicación, hemos transformado la manera de hacer amistades, hemos cambiado la forma de divulgar nuestras relaciones, la forma de reunirnos con amigos y familiares, al igual que el sistema para compartir información personal con nuestros conocidos.

Actualmente, millones de parejas están “conectadas” de manera instantánea mediante tecnologías como los mensajes de texto, la mensajería instantánea, las redes sociales y los sistemas de videoconferencia. Es innegable que la adopción de estas tecnologías favorece la comunicación entre las parejas, permite compartir mas de su “día a día”, abre nuevos espacios y nuevas maneras de relacionarse y genera espacios de intimidad y discreción antes inexistentes.

De otro lado, la sensación de inmediatez y de cercanía virtual que ofrecen estos mecanismos modernos de comunicación, pueden convertirse en un arma de doble filo, afectando la forma en que nos relacionamos con los seres queridos. A diferencia de lo que sucede en una comunicación por medio de correo postal, muchas personas tienen la expectativa de que los mensajes de texto, las llamadas a teléfonos móviles, los mensajes por “Blackberry”o “Whatsapp” deben ser contestados de inmediato, lo cual en algunos casos no es posible, generando niveles adicionales de stress para la relación. Es claro que las nuevas tecnologías favorecen a personas tímidas que aprecian la oportunidad de pensar y reflexionar sobre una respuesta ya que no tienen que contestar de forma inmediata a una pregunta. Estas comunicaciones virtuales también hacen más fácil romper una relación o simplemente devaluarla, quitarle importancia y convertirla en algo tan efímero que desaparece tan solo con borrar un contacto de nuestro directorio o de “Facebook”. Un estudio de la Universidad de Guelph en Canadá, reveló que existe una fuerte relación entre el aumento de los celos y las sospechas entre las parejas, y el uso de redes sociales como “Facebook”. Gracias a toda la información que se puede obtener por medio del internet y las redes sociales, se han recopilado evidencias que demuestran que más de un 60% de las relaciones de noviazgo en Estados Unidos, entre jóvenes alrededor de los 20 años de edad, terminan prematuramente. La capacidad inherente de estos sistemas modernos de comunicación de almacenar de manera digital las conversaciones así como los contenidos enviados, y la facilidad con que estos puedan ser diseminados desprevenidamente, también reviste este fenómeno con un factor de riesgo relacionado con el manejo de la privacidad.

Es difícil determinar si a largo plazo, estas tecnologías de comunicación agravarán el aislamiento social o si su efecto sobre la interacción afectiva será cada vez mas profundo. Quizás seremos testigos de la incorporación y adopción de sistemas que permitan simular de manera virtual un alto porcentaje de la interacción inherente a una comunicación real y física entre dos personas, lo que si es claro es que como pasa con todas las herramientas que simplifican la vida diaria, debe existir un sentido de responsabilidad y un uso racional de las mismas, con el fin de que no se conviertan en enemigos del desarrollo humano y social.

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