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Analistas 10/03/2020

El trabajo que viene

Ignacio-Iglesias

Quizás me haya confundido con el título y ya no haya que hablar tanto del trabajo que viene, como del trabajo que ya se está demandando. Con el protagonismo que está tomando la inteligencia artificial en una gran parte de las profesiones, nuestro trabajo y nuestras capacidades se van a cuestionar y el cambio en la sociedad va a ser tremendo. Que ese cambio sea o no positivo dependerá del uso que hagamos de la citada IA.

La revolución tecnológica, y con ella el acceso a millones de datos, está generando un terremoto en las empresas y más importante que eso, en nuestras vidas y trabajos. Bien aprovechados los datos, puede ser sinónimo de riqueza, de mayor crecimiento. Sin embargo, también cabe la posibilidad de que se generen mayores desigualdades entre países dependiendo de los logros logrados por unos como China y USA y por el resto.

Toda esa ingente información aplicada en millones de algoritmos puede determinar las razones de las enfermedades, los cambios climáticos que influyen en las cosechas agrícolas, los informes jurídicos sobre cualquier tema, artículos periodísticos… y eso puede traer consigo que desaparezcan o cambien drásticamente al menos el 50% de los trabajos actuales. Digo 50% por decir una cifra que es suficientemente significativa, si bien hoy es imposible de determinar.

Sin embargo, según lo que dice el taiwanés Kai-Fu Lee, uno de los prebostes de la IA, y autor del libro “Superpotencias de la Inteligencia Artificial”, una cosa es que ciertos empleos “rutinarios” sean realizados de mejor manera por la IA y otra muy diferente es que las personas que los estaban realizando, se queden sin trabajo. Les tocará reconvertirse. Incluso, no nos engañemos, muchos de estos trabajos “mecánicos”, son los que menos nos provoca realizar, así que hasta cabe mirar el futuro laboral con optimismo, aunque en el corto plazo haya que pagar un cierto peaje.

Lo que si es cierto es que la simbiosis tecnología-persona es y será algo cada vez más necesario. No son elementos sustitutivos, sino complementarios. ¿Alguien piensa que un algoritmo puede sustituir a ciertas capacidades humanas como la creatividad, las emociones, los sentimientos, la planificación estratégica, la conciencia, la ética y la moral…? Mientras que todo lo anterior siga siendo un referente en nuestro día a día y clave además en ciertos trabajos, el protagonismo del ser humano no se verá desdeñado. Lo fundamental es evitar que se sesguen los resultados aportados por el algoritmo y de nuevo es ahí donde la intervención de la persona es insustituible.

Esta revolución en lo laboral hará que si hasta ahora la capacitación técnica era lo más tenido en cuenta a la hora de elegir para un trabajo a una persona o a otra, en un futuro muy próximo, por no decir ya, las habilidades personales (soft skills), tales como empatía, versatilidad, adaptación al cambio, trabajo en equipo, creatividad…serán las que determinen la selección.

Yo no me sitúo entre los apocalípticos que ya hablan de un mundo guiado y controlado por las máquinas que hasta podría llevar con la desaparición de la humanidad; algo que ya nos mostraban películas muy exitosas de finales del siglo XX. Y es que la IA es algo en lo que se está trabajando desde hace casi medio siglo y la humanidad sigue sobreviviendo.

Los resultados no son tan inmediatos y las inversiones que se necesitan para estar inmersos en ese supuesto nuevo mundo tan “intervenido y controlado” por las máquinas son ingentes. Así que, debemos estar atentos, pero tampoco caigamos en el fatalismo. Sabiendo hacia donde nos movemos, actuemos, pero no sobreactuemos. Solemos subirnos a un supuesto caballo ganador, la IA, pero sin jinete, dicho caballo no acabará la carrera.

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