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Analistas 20/07/2019

Salud y justicia

Gustavo Moreno Montalvo
Consultor independiente

La salud es la condición en que personas y animales sintientes gozan de bienestar integral. Comprende la buena condición fisiológica, la mental y la social. Nunca es plena, pues los equilibrios del organismo son precarios: el cuerpo se desarrolla en las primeras fases de vida, y se degrada de manera paulatina en las siguientes, se afecta por los ataques exitosos de otras especies o la propia, y sufre consecuencias aun no entendidas por cuenta de problemas en las relaciones con otros sintientes, de la misma o de otras especies. La ciencia aporta soluciones, todas con carácter transitorio, pues el conocimiento evoluciona. Los procesos de investigación, no siempre acertados, son costosos.

La búsqueda de la salud es deber moral en todo sistema social en el que haya recursos públicos involucrados en la atención a desviaciones. Los administradores públicos deben diseñar sistemas eficaces, con eficiencia en costos y resultados apropiados, para lo cual es preciso motivar a las personas de manera que sus conductas sean consistentes con el propósito de usar bien lo escaso. No se puede coartar la libertad, pero sí establecer incentivos para facilitar la construcción del bienestar integral. Quizá el elemento motivador más importante es la implantación de sistemas sociales incluyentes, sostenibles y justos. La reflexión sobre el último de los tres calificativos es compleja pero inevitable.

En Colombia se diseñó un sistema de salud con base en el plan obligatorio, que hoy cobija a casi toda la población, cuyos dos regímenes, el contributivo y el subsidiado, tienen coberturas similares, al menos en el papel. Se establecieron entidades promotoras, con espacio para la competencia creativa, con el argumento de que su papel era preventivo y su herramienta el incentivo. Las complejidades de la vida real indujeron desviaciones frente al modelo: las entidades promotoras se volvieron cobradoras, con énfasis en el recaudo de los dineros que el Estado debe reembolsar por la prestación de servicios. Los juzgados, por su parte, son el vehículo a través del cual el ciudadano logra atención a requerimientos no incluidos en el plan obligatorio.

El foco, pues, es la atención a desviaciones, y no la búsqueda de la vida saludable, con bienestar integral. La atención al cultivo del cuerpo, el estímulo a la mente, y la construcción de redes de relación conducentes a una vida mejor sigue en el limbo. Hay avances significativos en la compilación de información estadística sobre patologías y en la integración de historias clínicas. También hay mejoras en las prácticas de vida cotidiana por segmentos significativos de la población. Sin embargo, la percepción de que el sistema no funciona, porque hay muchas imperfecciones en la atención médica, pone en peligro su sostenibilidad. Urge actuar. Normalizar el derecho a la tutela en materia de salud y educar a la rama judicial para que ponga sentido de las proporciones a sus pronunciamientos contribuirían de manera importante a aclarar ámbitos y protegerían los avances ya logrados, que son muchos. El legislador, la administración y la justicia enfrentan el enorme reto de afinar el diseño del sistema de salud para que los colombianos tengan mejor calidad de vida y además sean más productivos. La consecuencia directa de estos avances sería disponer de más recursos para progresar en la búsqueda de la elusiva felicidad.

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