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Analistas 24/08/2019

Futuro económico

Gustavo Moreno Montalvo
Consultor independiente

El futuro económico de toda comunidad está atado a su capacidad para aprovechar ventajas comparativas, la cual, a su vez depende de la calidad de sus instituciones públicas y privadas, de la articulación entre unas y otras, y del marco institucional en el cual está inserta la respectiva ciudad región. Hoy prevalece en el mundo la organización en países para efectos legales, judiciales, fiscales y monetarios, aunque hay iniciativas importantes de integración, la más importante de las cuales es la Unión Europea: ya no hay imperios, porque el costo de sostenerlos es muy grande; la influencia de un sistema social en el mundo refleja flujos de capital, bienes y servicios, y de la divulgación cultural.

En Colombia el coeficiente de Gini, que mide la desigualdad, es uno de los más altos de Latinoamérica, la diferencia en nivel de pobreza entre ciudades y campo es avasalladora, y la brecha entre regiones muy preocupante. Para combatir la desigualdad de manera consistente es preciso crear el espacio propicio para ampliar las oportunidades para el grueso de la población, lo cual depende de la calidad de la educación, y del vínculo entre ella y las oportunidades asociadas a las ventajas comparativas de cada ciudad región. El mayor obstáculo en esta materia es la confrontación permanente entre el Ministerio de Educación y la Federación Colombiana de Educadores: mientras subsista el esquema centralista actual y el docente no sea importante para la sociedad no habrá avances significativos. Ello nos condenaría a lento crecimiento económico: la capacidad de consumo depende del nivel de ingreso, reflejo en buena parte de la productividad. La de Colombia es muy baja frente a otros países de Latinoamérica, y la mejor educación es la clave para aumentarla.

También la tasa de cambio incide en el futuro económico: cerca de 70% de las exportaciones corresponde a petróleo, carbón y otros minerales. Además el país recibe más de US$6.000 millones al año en giros de colombianos desde el exterior.

Esta circunstancia hace recomendable la austeridad fiscal para que el gobierno tenga los recursos necesarios para comprar divisas de manera sostenida y así se debilite la moneda un poco, para que la tasa de cambio refleje en mayor grado la productividad relativa, es decir, comparada con la de los países con los cuales Colombia tiene relaciones comerciales intensas. Conciliar austeridad y tareas necesarias a cargo del Estado exige buena calidad del gasto público, propósito contra el cual conspira el diseño de los procesos públicos del país. Sin atención a la tasa de cambio no habrá cadenas de valor productivas, necesarias para construir conocimiento, condición necesaria para dar el salto cualitativo de tercer mundo a país desarrollado. Preocupan, además, los retos inherentes a la tendencia demográfica: Colombia, como toda Latinoamérica, combina aumento de expectativa de vida con elevada informalidad, del orden de 48%. Habrá que subsidiar a casi la mitad de la población hoy activa cuando deje de trabajar, pues no habrá hecho los aportes pertinentes para la pensión.

En síntesis, crecimiento importante y sostenido con impacto grande en el valor de la economía es condición necesaria para que el país enfrente sus retos con acierto. Educación de calidad en especial y buenos procesos públicos en general son condición necesaria para lograrlo.

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