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Analistas 18/06/2023

Novela cafetera

Guillermo Trujillo Estrada
Analista cafetero
Guillermo Trujillo

Son tantos y tan extraños los hechos sucedidos y que culminaron con la elección -por unanimidad- de Germán Bahamón Jaramillo, como gerente general de la Federación Nacional de Cafeteros, que me he propuesto revelar los detalles conocidos, en la seguridad que permanecen ocultos muchos hechos importantes y que pueden ayudar a entender las causas de la enfermedad de un cuerpo que puede ser curado, pero en caso de no hacer nada, podría fallecer.

Comencemos por el principio: el miércoles 30 de noviembre en las horas de la tarde, Roberto Vélez Vallejo recibe una sorpresiva llamada de parte de Laura Sarabia, solicitándole en nombre del gobierno nacional. que se haga a un lado porque el presidente Petro quiere un relevo en la gerencia. Extraño mensaje dado que, -en las horas de la mañana de ese mismo día, en el marco del congreso cafetero anual- el ministro de hacienda José Antonio Ocampo, había instalado y felicitado al gerente y a la administración por su gestión; lo mismo hizo Cecilia López, ministra de agricultura, al finalizar esa mañana, por lo tanto la sorpresa fue mayúscula.

Según afirman mis fuentes, Vélez llamo a Ocampo para verificar la veracidad de esta solicitud, pero éste manifestó no tener idea del tema, ofreció llamar a la Presidencia a averiguar y para aumentar la sorpresa, devolvió la llamada diciendo, “averigüé en palacio y si es cierto”. Pero mas extraño aún fue la respuesta inmediata de Roberto Vélez anunciando en sesión plenaria del congreso del día siguiente su retiro, sin dar la pelea para defender su gestión, su permanencia y al gremio, de una arremetida como nunca se había visto de parte del nuevo gobierno.

Y aquí no para la novela. Mayor sorpresa causaron las reuniones de algunos delegados con el ex aspirante Felipe Robayo, -el viernes de la clausura- que explican las comunicaciones dirigidas por el comité de Nariño ese mismo sábado al presidente de la República, y el martes de parte del comité del Cauca, -que se conocieron después- proponiendo a Robayo para la gerencia, suponiendo en consecuencia que el presidente solicitaría al gremio que éste fuera seleccionado. Hecho que demuestra su vinculación al grupo de la conspiración y a la Casa de Nariño.

La totalidad de los delegados de los diez departamentos, que después se conoció, estaban apoyando a Robayo desde mucho tiempo atrás, aspiraron a reunirse con el presidente en la Casa de Nariño y recibir ese mensaje que, seguramente hubiera sido acogido fácilmente por los cafeteros y los delegados del gobierno.

Sin embargo, esos representantes cafeteros solicitaron al ministro de hacienda Ocampo, que les consiguiera una cita con el presidente, en un acto de irrespeto, ya que sólo les servía hablar con él; el ministro, según informan, a sabiendas de que se lo brincaban, comedidamente gestionó la cita, a la que acudirían los diez delegados, convencidos de que de esa reunión saldrían con el gerente acordado. Por su lado, los representantes de los cinco departamentos que llamo históricos, anunciaron que solicitarían se reconsiderara la decisión de pedir la renuncia de Roberto Vélez, razón por la cual según comentan en los pasillos, el señor presidente los dejó metidos, sentados en una sala, conversando con los ministros, liderados por Ocampo.

En consecuencia el grupo de los diez que apoyaba a Robayo, procedió a enviarle una carta al presidente afirmando “...razones más que suficientes para manifestarle que, en el marco autónomo que nos asiste, respetamos y acogemos la decisión de su gobierno de adelantar un proceso de transición en la alta dirección de la Federación por considerar que las relaciones Gremio-Gobierno-Gremio deben estar centradas en profundos niveles de confianza y transparencia”, y finalizan diciendo “…consideramos necesario se inicie lo antes posible, con la plena seguridad de que no seremos inferiores a los retos de cambio y transformación que hoy vive el país bajo su orientación y mando”. Así, los cinco históricos, Norte de Santander, Cundinamarca, Antioquia, Caldas y Risaralda, consideraron que se estaba entregando el gremio al gobierno, y profundizaron la división. Paralelamente desde el Palacio de Nariño, rodaba en los chats de los funcionarios del gobierno la hoja de vida de Felipe Robayo, seguramente pensando que el congreso cafetero se ocuparía de nombrar su reemplazo.

De otro lado, el consejero para las regiones en ese momento, Luis Fernando Velasco, inició una tremenda presión al ministro Ocampo para ubicar a su hermana, Jimena Velasco, en el cargo de asesora del gobierno en asuntos cafeteros. El ministro, responsable de la designación, aguantó lo que pudo, hasta que finalmente le tocó pedir la renuncia a la ex viceministra de agricultura Marcela Urueña, experta en asuntos cafeteros. Como la hoja de vida de la candidata no cumplía con los requisitos que exige el contrato, por fortuna, -los ministros conocedores del tema- nombraron a un economista experto en asuntos cafeteros y política agropecuaria, Fernando Henao, pero les tocó de todas maneras, vincular en esa dependencia a la cuota familiar del hoy ministro del interior.

La primera reunión para tratar el tema de los candidatos a la gerencia en el marco del Comité Nacional, escenario contractual de concertación con el gobierno sólo se llevó a cabo a finales de enero, dos meses después del congreso, lo que dio tiempo suficiente para desatar la guerra por parte de la administración contra Robayo. Muchas versiones sobre su vida y comportamiento personal, replicó filtrando informaciones atacando la oficina de la federacion en Nueva York, suscitando debates públicos con los funcionarios. De allí provenían las filtraciones sobre un contrato de publicidad que a juicio del gerente general sembraba dudas, por lo que le pidió despedir la funcionaria responsable, a lo que Robayo se negó y en consecuencia Velez le replicó, exigiendo su retiro y el de la profesional. Pero cuando fueron a aducir su desvinculación como una incompatibilidad, Felipe Robayo solicito una certificación, en la que se demuestra que fue con todos los honores.

También fue atacado por su vinculación por muchos años a compañías exportadoras de café, supuesto conflicto que sin embargo no fue óbice para que Roberto Vélez lo nombrara pocos años antes, en el más alto cargo comercial de la institución.

Todo ese tiempo y argumentos proporcionó espacio a los medios para especular con todos los candidatos posibles, mientras Felipe Robayo continuaba consolidando el bloque de los diez departamentos, y a los otros cinco los tenía en una encrucijada, entre escuchar al equipo de la gerencia, o apoyar a quien veían como el candidato del gobierno, que además era muy conocido por todos los líderes.

La administración llevó un proyecto de resolución señalando los lineamientos de lo que debía ser el gerente, pero además lleno de criterios subjetivos, y absolutamente abierto, única forma para tratar de neutralizar a quien ya tenia el apoyo de diez comités, vulnerando al mismo tiempo la autonomía tradicional de cada departamento para postular los candidatos, poniéndolos de igual a igual con cualquier ciudadano que consideraba cumplir los requisitos para ser gerente. Este proceso selectivo, nunca antes visto en la Federación, fue aprobado por el ministro; quien al mismo tiempo, en un acto inusual frente al fuero gremial, al iniciar la reunión publicó un documento señalando lo que consideraba debería ser el perfil de los candidatos.

Finalmente, según las informaciones se recibieron cerca de 45 hojas de vida, pero cuando los departamentos federados las solicitaron para revisarlas y llegar preparados, les fueron negadas, con el argumento de haber consultado al ministro quien manifestó su desacuerdo. Otra forma de inmiscuirse en lo gremial, pero inducido por la administración para poder manejar la reunión de presentación de hojas de vida a su antojo, y más importante aún, señalar los impedimentos que terminaron siendo un misterio.

El Comité Directivo -el gremio privado-, se reunió para definir los candidatos; el grupo de los diez impuso por votación mayoritaria una lista de siete aspirantes y no de hasta diez, como señalaba la dichosa resolución. Eso sí, tuvieron el cuidado de descartar a la ex ministra María Claudia Lacouture, quien después de un periplo exitoso por los comités se mostraba como una firme candidata; no la podían dejar pasar a la ronda siguiente -donde el gobierno la podría seleccionar-, y aprobaron un listado con otros seis profesionales que no le hicieran sombra a su candidato. Nuevamente el ministro Ocampo, en extraña intromisión en las facultades del gremio, cuestionó la lista de los siete a través de un comunicado oficial.

Se llega por fin la reunión del Comité Nacional y el ministro inclina su cabeza ante la decisión estatutaria de la Federación y proceden a seleccionar de los siete, la terna para presentar al congreso cafetero; el ministro se decidió por los enemigos de Robayo y no dio su visto bueno a una terna de la que él formara parte… ¡Y allí se armó el debate!

Los teléfonos de los ministros timbraban insistentemente con llamadas desde la casa presidencial, -desde luego informados por chat por parte de sus aliados presentes en la mesa sobre lo que estaba sucediendo- hasta que, finalmente a Ocampo le tocó levantarse de la reunión para responder una de las llamadas y regresó al salón después de largos minutos pidiéndoles suspender la reunión, y programándola para una semana después.

Las apuestas sobre quién ganaría el pulso, el presidente Petro o el ministro Ocampo se iniciaron y la expectativa aumentó cuando el ministro viajo a Panamá a la asamblea del BID; todos esperando cuál seria el instante en el que reunidos, a solas, tomaran esa decisión de gobierno.

Transcurrida una semana por fin se celebró la reunión -y para sorpresa de todos los delegados- el ministro ganó el pulso y mantuvo su posición, procediendo entonces a respaldar una terna en la que no estuviera Felipe Robayo, aliándose así con los cinco departamentos históricos que, con los votos del ministro que son quince, alcanzaban veinte votos para imponer una mayoría. Recordemos que de acuerdo con el contrato de administración el ministro de hacienda es el único que vota en nombre del gobierno nacional y que tiene tantos votos como miembros gremiales estén presentes y que, las decisiones del comité nacional deben contar con su visto bueno favorable; la aprobación de la terna para elegir gerente de Fedecafe es una de ellas.

Pero la discusión se avinagró cuando uno de los voceros del bloque sur, expresó que eso era un atropello contra la decisión de las dos terceras partes de los comités, y que además, éste era un trabajo que venían haciendo hacía cerca de un año, para impulsar el cambio de gerente, apoyados por la fuerza política que ahora gobernaba a Colombia.

Lo anterior explica el parte de tranquilidad que uno de los involucrados, el consejero Velasco les transmitía, al bloque de los diez, escuchado en estos temas por el presidente , así como muchos miembros del Pacto Histórico, ya posesionados en el gobierno. Pero lo más sorprendente fue descubrir que la caída de Roberto Vélez se estaba tramando desde hacía tanto tiempo; ni siquiera por la pérdida de los futuros, sino por el malestar de esos diez departamentos -que se consideran los voceros de la nueva caficultura que representa los pequeños productores-, que observaban una gerencia dedicada a los grandes productores y a los que por más de noventa años han gobernado la Federación, mientras ellos no eran escuchados.

Posteriormente, después de pataletas, derechos de petición, tutelas y argumentos que aducían de manera infundada violación de normas, se procedió a la gira por las regiones de los tres candidatos, en un absurdo procedimiento dilatorio que, desde luego, parecía planeado para alargar la decisión y darle tiempo a las versiones y conjeturas e inclinar la balanza para donde pretendía el equipo de gerencia. Fue muy destacada presencia del gerente administrativo y financiero recorriendo regiones, detrás de los candidatos.

Cuando ya se avecinaba la elección, continuaron con fuerza las tutelas y una demanda penal del veedor ciudadano, -por razones obvias de su actividad como denunciante muy amigo de quienes han pasado por la Contraloría -, con información que nadie conocía sobre la hoja de vida del candidato con más opción, lo que naturalmente aumentaba al 50 % las posibilidades de los candidatos de la administración.

Mientras tanto el bloque de los diez que acompañaron a Robayo, después de perder la pelea con el ministro de hacienda se volcaron a apoyar a German Bahamón, principalmente por ser oriundo del Huila, primer departamento productor, de lo contrario perderían con el bloque de los cinco históricos las dos rondas, a pesar de representar la mayoría. Estos últimos a su vez y de forma estratégica, adhirieron con dificultad al hoy gerente general para lograr la elección por unanimidad y así dar una muestra de autonomía gremial, que fortaleciera a la Federación ante el gobierno nacional.

Pero un día antes del congreso extraordinario “se armó la de Troya” porque anunciada la salida del ministro Ocampo, la línea dura que respaldaba a Robayo, encontró la oportunidad de buscar aplazar la elección, proponiendo a varios líderes presentar una moción en consideración a la llegada de un nuevo ministro, según comentan muchos de los dirigentes sobre las llamadas de Velasco. Pero, seguramente los mismos delegados que ya habían pactado el consenso, no fueron muy receptivos, y a las 11:59 de la noche el presidente, haciendo el ultimo esfuerzo, presumiblemente presionado por su circulo cercano que lo acompañaba, coloco un Twitter que decía: “Le pediría a la federación de cafeteros que administra el fondo parafiscal del café que mañana no tome decisiones sobre el nombramiento del gerente general hasta que el nuevo ministro de hacienda pueda tomar su decisión al respecto”.

A las cinco de la mañana, hora en la que ya están levantados los campesinos cafeteros, se generaron miles de mensajes por WhatsApp en los que todos se comprometían a estar muy unidos y respetarían el acuerdo al que habían llegado, además de defender la autonomía del gremio, haciéndola respetar ante la injerencia gubernamental.

No obstante, a las siete de la mañana Juan Fernández, del círculo cercano del presidente Petro, -ayudado por la funcionaria ya colocada en la oficina de asesores cafeteros, Jimena Velasco- apareció en la Federación para presionar a los responsables para que aplazaran la decisión. Se encontraban ya en esa discusión cuando llegó el ministro José Antonio Ocampo, de forma inusual porque se iba a celebrar un congreso privado, -pero muy oportuna- y se puso de frente Fernández dejando en claro que hasta el domingo él era el ministro titular y éste era un tema de su competencia, que se habían cumplido todos los protocolos legales y, por lo tanto, no tenía nada que estar haciendo allí.

El congreso cafetero ya reunido, y superado el impase, inició la sesión y cuando el ministro de hacienda entró al salón, recibió una aclamación como pocas se han visto en la historia del gremio. Así, con los ministros como testigos en representación del gobierno nacional, procedieron a elegir por unanimidad a Germán Bahamón Jaramillo, quien inmediatamente se posesionó y tomó presto juramento.

Casi que en forma simultánea el presidente a través de Twitter expresó que, “No esta bien que en el Congreso cafetero hayan cercenado la democracia” Y además agregó “Nunca se debió vetar candidatos solo para escoger quien se pudiera oponer al Presidente”, insistió en que censuraron candidatos porque eran amigos de sus políticas y anunció además que, “Dialogare con las organizaciones de base regionales”.

Lo inexplicable es que, si desde que la funcionaria Sarabia le pidió al gerente que renunciara, -y el gobierno tenía claro que su candidato era Felipe Robayo, contando con el apoyo de diez comités departamentales- cuál fue la razón por la que no se lo hicieron saber a los cafeteros inmediatamente, que estoy seguro, hubieran atendido el llamado. Ahora vienen a reclamar que censuraron y vetaron su candidato. De todo este absurdo enfrentamiento, que provocaron unos funcionarios que se volcaron a convencer al ministro de no apoyar a Robayo, sólo queda claro que el ministro Ocampo ganó este enfrentamiento, frente a buena parte del equipo de gobierno.

Ahora se inicia el segundo capítulo, entre el presidente y el gerente y que tiene expectantes al gremio y a los observadores. Petro se destapa con el discurso pronunciado en Sevilla el pasado 27 de mayo, cuando afirmó que con el nombramiento del gerente “me metieron los dedos a la boca funcionarios de mi gobierno”. En manos de Bahamón está lograr encontrar los canales de acercamiento, que le permitan desarrollar una buena gestión. También tendrá que salvar a la institución de la voracidad burocrática -interna y externa-, con la intervención y respaldo de funcionarios del alto gobierno, exigiendo nuevos nombramientos, cuando ya lograron el primero.

Pienso que el nuevo gerente por no tener ataduras históricas con el gremio, puede producir en sus primeros meses de su gestión cambios que se necesitan, y que seguramente serán bien recibidos por el gobierno y por los sectores que los reclaman con insistencia, fortaleciendo su posición y ganándose el respeto que se requiere para ejercer en esa gerencia, tan difícil en esta etapa de la vida nacional.

Está demostrado que sólo quienes no han surgido de la propia Federación cómo fue el caso de Gabriel Silva, pudieron hacer cambios a fondo, cómo fueron: la reforma de estatutos para equilibrar el poder a los nuevos productores, liberar los pacto de congelación de áreas y por el contrario fomentar el crecimiento, llevar a ley de la republica la contribución cafetera, crear PROCAFECOL propietaria de las tiendas JUAN VALDEZ, vender las inversiones en las empresas no estratégicas para los cafeteros, ampliar la fábrica BUENCAFE, crear la Cédula Cafetera Inteligente, diseñar la política de Valor agregado, crear el Programa de renovación para productores de menos de cinco hectáreas, pactar la meta de 14 millones de sacos para 2014, entre otras transformaciones , que poderes y mentes frescas no atadas al pasado institucional conciben y ejecutan.

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