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Analistas 04/04/2016

El gran reto

Guillermo Trujillo Estrada
Analista cafetero
Guillermo Trujillo
La República Más
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Un enorme compromiso anunció el Presidente Santos con la creación de una misión para estudiar la situación del café - a las puertas del “paro cafetero” - de febrero del 2013. Este trabajo concluyó contra la voluntad de muchos, incluida la Federación de Cafeteros.

Ahora es el momento para que el Gobierno y el gremio decidan qué recomendaciones van a ser implementadas, para producir cambios de fondo. Con ayuditas ineficientes de fertilizantes y refinanciaciones nada hacemos por la sostenibilidad de la caficultura. Increíble adoptar medidas que no contemplen renovaciones por siembra, cuando se demostró que esa es la base sólida del aumento en la producción.

El informe presentado por la misión no se puede archivar cuando está lleno de propuestas serias, que si el gremio concerta, muchas pueden ser parte de la hoja de ruta que garantice el cambio. Si no es así, el gobierno deberá evaluar cómo implementar un programa nacional de productividad, dado que finalmente es al estado al que le toca salir a pagar los incendios. Si gobernar es prever, manos a la obra.

Uno de los capítulos más importantes es el del problema de la productividad, que se considera por la misión como una de las razones de la aparente situación de crisis, y que constituye el permanente y único  discurso de la dirigencia. Consideran que la productividad por hectárea se estancó después del gran aumento entre 1970 y 1990 con la introducción de la variedad Caturra. Posteriormente fue la razón para que Colombia perdiera la supremacía en el mercado mundial, además porque redujo menos costos que otros países competidores.

La productividad, entre 1990-2013 en Colombia cayó 13 %, mientras que en Vietnam creció 280%, en Brasil 185 % en arábiga y en Nicaragua, 142%. Si dejamos de mirarnos el ombligo concluimos fácilmente que el reto está en los productores para lograr una actividad rentable. La tierra es óptima, la mano de obra la gran mayoría la tiene, son ellos mismos y su núcleo familiar, y la tecnología también existe. Se requiere aplicarla y enseñarla con un seguimiento permanente a los campesinos. Los grandes caficultores la conocen y la aplican; cosa diferente son los problemas de mano de obra, que en muchos casos hacen inviable ese negocio.

Según el estudio del café, Colombia pudo mejorar gracias al PSF - un programa con el que se renovaron 182.000 hectáreas de pequeños productores - y que hoy han contribuido al aumento de la producción, así como los buenos precios que son un gran estímulo también para los grandes productores.

Argumenta la misión  que Colombia puede competir a largo plazo con una tasa de cambio de $2.100 y precio de bolsa de Nueva York de US$1,43 para los grandes y US$ 1,13 para los pequeños, dado su aporte de mano de obra familiar. Por lo tanto, la circunstancia actual para los que tienen buena productividad no puede ser de alarma.

El gran reto no solo es la productividad por hectárea para que el ingreso sea bueno para el caficultor y haga sostenible la actividad, porque países como Vietnam con 39 sacos por hectárea, Brasil con 24, así como Honduras y Nicaragua , en cualquier momento nos pueden sacar del mercado. Colombia apenas llega a 17 sacos por hectárea, después de un gran esfuerzo de renovación que constituye la base, pero no lo es todo para lograr el objetivo. 

Nos debemos pellizcar, porque tenemos altos costos de producción, baja productividad y no somos el café mejor pagado del mundo, como creemos.

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