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Salieron avante el congreso cafetero y el nuevo gerente, sobre el que se tejían todo tipo de conjeturas. Finalmente, el presidente Gustavo Petro no asistió, pero la actitud de sus ministros fue buena, -lo que ratifica a los gremios que corresponde, con mucha prudencia, entablar diálogos sensatos y serios con quienes ejecutan las políticas públicas- sin enfrascarse en polémicas con un presidente que vive en función de desatar los debates.
El presidente del Comité Directivo, Danilo Vivas, dio la bienvenida al congreso con un discurso en defensa del contrato, como un matrimonio indisoluble para garantizar los bienes públicos que los cafeteros demandan.
Señaló, las dudas que abrigan al gobierno, frente a los problemas de los contratos a futuro y sobre Almacafé, pero destacando cómo las mesas de trabajo habían concretado auxilios para renovación y fertilizantes para los cafeteros con menos de cinco hectáreas. Insistió, con razón, para que la administración adopte una política de descentralización, que obedezca a la nueva geopolítica cafetera.
El presidente de este congreso, Elías Mejía, agradeció al ministro de hacienda porque cuando acusó de la crisis a los que han sido gerentes, excluyó a Bahamón, olvidándose que no estamos en crisis y que todo lo bueno que se ha logrado ha sido precisamente gestión de los anteriores gerentes, con la aprobación expresa del ministro de hacienda de turno.
Un discurso mirando al pasado, hablando de los TAC de 1977 y de los dineros aportados por el gremio para apoyar a los damnificados en las tragedias de Armero y Armenia, fueron en su momento, aciertos y compromiso del gremio. Reconoció el apoyo del presidente Juan Manuel Santos, al otorgar el PIC por $1,3 billones. Un discurso, mirando al pasado y afirmando que la tarea de reforma, es “competencia que sólo nos asiste a los aquí presentes”.
Sin embargo, algunos departamentos plantearon nombrar una comisión para estudiar y proponer una reforma de estatutos, pero ésta fue negada en las comisiones; lo que ratifica que no los asiste la voluntad de hacer el cambio, otorgándole la razón a la ministra de agricultura.
El gerente general, Germán Bahamón fue el gran ganador del congreso. Consolidó su presencia, respeto y autoridad ante el gremio, y logró, no unanimidad, pero sí unidad, administrando las diferencias. Frente al gobierno, sin duda obtuvo un muy buen trato , y expresiones de todos los ministros que intervinieron, confirmando su voluntad de trabajo conjunto.
Desde luego, y sin estar de acuerdo con su afirmación de que, “es un gremio que muestra síntomas de cansancio en las ultimas tres décadas” y que necesitaba una sacudida, considero que la verdadera sacudida se la dio hace un año, tumbando un gerente.
El informe del gerente, con una metodología renovadora, permitió a cada encargado exponer lo realizado. Casi todos nuevos en sus cargos, con nuevos bríos, pero con un poco de adanismo. Baste recordarles que en café casi nada es nuevo, sólo existen nuevas formas de lograrlo.
Un reconocimiento especial al equipo de trabajo de la Federación por las innumerables realizaciones, en un año tan difícil, -seis meses sin dirección y seis meses con un nuevo gerente acoplándose, conociendo la Federacafé- en medio de un tortuoso escenario interno y externo.
