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Analistas 07/05/2020

Segundas oportunidades

Guillermo Cáez Gómez
Socio Deloitte Legal
GUILLERMO CAEZ

Unas columnas atrás, y sin estar en medio de la emergencia económica que ha generado la covid-19, hablé de la importancia y la necesidad de desmitificar el fracaso, de darle al colombiano una segunda oportunidad y, sobre todo, de la necesidad casi obligada de reformular el análisis de crédito de sistema financiero, pues está modelado para apostar más al fracaso que al crecimiento empresarial.

También -en otras columnas- destaqué la importancia del proyecto de borrón y cuenta nueva que han liderado los senadores Barguil y Velasco. Hoy más que nunca Colombia tiene una oportunidad de oro de realizar los cambios de política pública que en otro momento le hubieran tomado años y que ahora puede hacer realidad en días. Es el momento de buscar ajustar las cargas entre los ciudadanos/mipymes y el sistema financiero colombiano.

Es momento de que el sistema financiero desempeñe un rol determinante en la sociedad para apalancar la salida de la crisis y la estabilización de la economía. Hay una clara relación entre la liquidez, el consumo y la reactivación económica. Aunque parezca sencillo, si las mipymes, que, como he dicho hasta el cansancio, representan cerca de 96% del tejido empresarial colombiano, no tienen recursos líquidos para afrontar sus obligaciones, sin lugar a dudas el empleo generado por este alto porcentaje no continuará y con esto llegará la consecuente desactivación del consumo que lleva a que, en general, lo que se produzca no se venda.

Opositores a esta medida hay muchos. Unos afirman que se creará un pánico generalizado, que el sistema financiero se basa en la información para la colocación de créditos y las tasas de interés, etc.

En otros momentos podrían ser argumentos que crearan un contrapeso en el debate y que hicieran pensar que un sistema financiero tradicional no debería permitir estas medidas. Lastimosamente para los opositores del proyecto de ley de borrón y cuenta nueva, se inició una época diferente, en la que se debe construir de nuevo el modelo y volver a generar segundas oportunidades; si ya se tiene previsto este efecto, el mismo proyecto está en la obligación de regularlo.

Contrario a lo que piensan estos contradictores, estoy convencido de que debe permitirse que más colombianos tengan acceso a crédito, con un modelo de riesgo que debe cambiar a fuerza de las circunstancias de esta pandemia (sumado a que muchos de ellos son accionistas únicos de mipymes): se podrán otorgar créditos blandos con el respaldo del Fondo Nacional de Garantías (FNG) de entre 80% y 90%, por lo que no había excusa para que los bancos no le permitan a un ciudadano que normalizó su situación de crédito acceder de nuevo al sistema para darle liquidez y así pueda solventar la crisis.

Además de esto, los bancos tendrán nuevos sujetos de créditos que le permitirán ampliar su tasa de colocación, accediendo a un mercado cerrado. Este proyecto en momentos excepcionales requiere que se analice con el criterio de economía de crisis y no como si en el mundo no hubiera pasado nada y tan solo estuviéramos en un sueño de nunca acabar. Es necesario que el presidente ponga a jugar a los bancos, los traiga a la mesa y los comprometa, pues de lo contrario el aire que pueda brindar el Estado se quedará corto ante las necesidades de una economía como la de nuestro país. Presidente Duque: ¡los cambios son ahora y los colombianos estamos con usted para apoyarlo!

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