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Analistas 12/01/2023

El cambio se quedó en primera

Guillermo Cáez Gómez
Abogado y consultor en riesgos
GUILLERMO CAEZ

Parafraseando a Daniel Quintero, alcalde de la ciudad de Medellín que justo antes de la primera vuelta presidencial se hizo viral por su “sutil” participación en política, y luego de cuatro meses de posesionado el presidente Gustavo Petro, estoy convencido que el cambio no se dio en primera, sino que por el contrario se quedó en primera. Me explicaré por qué.

Este gobierno desde un inicio tiene el privilegio de contar con las mayorías en el congreso. Negociadas, convencidas o no, las tiene y ese es el primer indicio en contra. Con mayorías parlamentarias uno pensaría que la agenda de reforma debería ser ambiciosa y lo suficientemente voluminosa, pero para sorpresa, no es así. Por el contrario, han sido pocas las reformas y por los anuncios parece que se quedaron viviendo en la Colombia de la década de los 70, con esto dejando pasar la gran oportunidad de conectar con las tendencias mundiales y así hacer una justicia social de mercado

Si se revisa el texto de la reforma tributaria, de los anuncios de no exploración a la fallida eliminación del contrato de prestación de servicios, las horas extras y otros derechos que pretenden ser establecidos. Es como pensar en una Colombia de hace 30 o 40 años en donde la competitividad se medía de otra manera y cualquier decisión interna tenía mucho menor impacto en mercados internacionales que en la actualidad, en donde es indudable la conexidad de los mercados globalizados.

Muchos han querido llamar como regresivas las medidas que ha empezado a tomar el presidente Petro y algunos de sus ministros. En mi caso, estoy convencido que más allá de regresivas, las reformas propuestas por este gobierno son absolutamente retardatarias, lo que nos llevará a ser relegados por ser poco competitivos en un mundo que en el que se anuncia una recesión mundial. Justo en el momento en que se necesita ser audaces se toman medidas que parece que no midieran el fuerte impacto que puede tener en una economía tan frágil como la nuestra.

Desde luego que soy consciente de la necesidad de reformas. Como siempre lo he dicho: el país requiere equilibrar la balanza, pero el camino que escogió este gobierno nos devolverá a ser un país menos competitivo del que ya somos. No olviden esa máxima que dice que los países crecen al ritmo de sus empresas. Parece que el presidente Petro olvidó que la revolución industrial ya es historia y que los mercados nacionales e internacionales se ajustan. Ante una desaceleración de la economía, si el valor de la producción nacional aumenta, consecuente y evidentemente el costo final del producto o servicio lo hará y eso nos llevará a que otros mercados se posicionen por encima del nuestro.

Un simple ejemplo es el café. Durante muchos años nos llenábamos la boca diciendo que el mejor café del mundo era el nuestro y según expertos internacionales así lo era. Pero resulta de grandes cadenas de café como Starbucks y otras, no se interesaron en nuestro producto pues si bien podría ser el mejor, la competencia mundial hizo que países como Vietnam, el mismo Brasil, entre otros nos quitaran espacio. Esto nos convirtió en una gran marca mundial, pero con pobres resultados en producción y ventas. Los cafeteros viven de crisis en crisis porque no han logrado reinventarse para ganar en la competencia internacional y este gobierno está lejos de ayudar a superar esa barrera.

Es así como, por más que haya mucha autopublicidad de este gobierno, lo cierto es que ya no solo respondemos bien las preguntas equivocadas, sino que no respondemos, ni siquiera somos capaces como economía de responder las malas preguntas que se está haciendo este gobierno. Así que, a despertar presidente Petro porque si no, en un abrir y cerrar de ojos, nos hará realidad la película de volver al pasado.

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