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Analistas 18/01/2025

Zonas y Áreas de Protección para la Producción de Alimentos: ¿Un sofisma de distracción?

Giovanni Franco Sepúlveda
Ph.D. Profesor Universidad Nacional de Colombia

Las Zonas y Áreas de Protección para la Producción de Alimentos (Zappa), establecidas por el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, han generado un intenso debate en el ámbito agro-minero de nuestro país. Si bien su objetivo es proteger la producción alimentaria, muchos consideran que estas zonas son, en realidad, un sofisma de distracción que busca restringir la exploración, extracción y beneficio de las ricas reservas minerales que se encuentran en el subsuelo. En este contexto, es fundamental analizar la coexistencia entre la agricultura y la minería, dos actividades económicas que, lejos de ser excluyentes, pueden complementarse de manera eficaz.

En muchas regiones del país, la agricultura y la minería se desarrollan de forma secuencial, aprovechando las ventajas que cada actividad ofrece. Por ejemplo, es posible cultivar alimentos en una región durante ciertas temporadas, mientras que, en otras, se puede realizar la extracción minera sin que una actividad perjudique a la otra. Esta coexistencia no solo es viable, sino que puede ser beneficiosa para las comunidades locales, que pueden diversificar sus fuentes de ingreso y asegurar su desarrollo económico.

Sin embargo, la Resolución 507 del 26 de diciembre de 2023, que establece las Zappa, parece ignorar esta realidad. Al determinar estas zonas, el Ministerio de Agricultura actúa de manera errónea al insinuar que la producción de alimentos es incompatible con la exploración minera. Esta visión limitada no solo menoscaba el potencial económico de regiones ricas en minerales, sino que también subestima la capacidad de los agricultores para adaptarse a diferentes formas de producción.

Un aspecto que se debe considerar seriamente es la posición geográfica de nuestro país, que se encuentra cerca de la línea ecuatorial. Esta ubicación privilegiada permite la producción agrícola durante todo el año, a diferencia de naciones que dependen de las estaciones. Esta ventaja debería incentivar al Ministerio de Agricultura a fomentar prácticas sostenibles que integren la agricultura y la minería, en lugar de imponer restricciones que podrían limitar el desarrollo económico.

Además, el hecho de que muchas de las áreas con una probabilidad alta de recursos minerales también presenten condiciones adecuadas para la agricultura no es una coincidencia. Es fundamental entender que los recursos naturales, tanto minerales como agrícolas, pueden ser gestionados de manera que se maximice el beneficio para nuestras comunidades, sin sacrificar uno por el otro.

En lugar de adoptar posturas restrictivas, el Gobierno debe fomentar políticas que promuevan un desarrollo armónico entre la agricultura y la minería. Esto implica la necesidad de crear marcos regulatorios que permitan una explotación responsable y sostenible de los recursos, al mismo tiempo que se protege la seguridad y soberanía alimentaria del país.

Es posible diseñar planes de manejo que aseguren que la actividad minera no degrade las tierras agrícolas, y que, a su vez, se implementen tecnologías que permitan la recuperación de las tierras post-extracción. La inversión en infraestructura y tecnología también será clave para asegurar que ambas actividades puedan coexistir de manera efectiva.

En resumen, las Zappa, tal como han sido concebidas, no solo actúan como un obstáculo para el desarrollo económico de las regiones ricas en minerales, sino que limitan las oportunidades para diversificar la producción alimentaria. Como país, debemos aprovechar nuestras ventajas geográficas y recursos naturales de forma inteligente y sostenible, permitiendo que la agricultura y la minería coexistan y se fortalezcan mutuamente. Solo así podremos garantizar un futuro próspero y sostenible para todas nuestras comunidades.

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