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Analistas 28/06/2019

Los tiempos del petróleo no dan espera

Germán Espinosa
Presidente Ejecutivo de Campetrol
Analista LR

Finalizando el primer semestre del año es pertinente hacer un alto en el camino y realizar un balance del sector petrolero en el país, analizar cuáles son los hitos alcanzados, cuáles son las metas por cumplir, y más importante aún: ¿en qué tiempos?

Son destacables los avances hacia la reactivación de la industria, respaldados por los síntomas y condiciones favorables que indican la salida de la crisis de 2014. Los esfuerzos del Gobierno Nacional, el Ministerio de Minas y Energía y la ANH, así como del sector privado, se ven reflejados en mecanismos como el nuevo Proceso Permanente de Asignación de Áreas. A esta dinámica se suman las perspectivas positivas frente a los posibles desarrollos del potencial Offshore y de los Yacimientos No Convencionales, en su fase exploratoria.

Por su parte, la actividad del sector ha mostrado signos de recuperación en los últimos años, anticipado por los taladros en operación, uno de los indicadores líderes de la industria, los cuales han crecido continuamente en los últimos 37 meses para ubicarse en 134, 90% del máximo alcanzado en 2014. En línea con lo anterior, el PIB petrolero consolidó esta tendencia en el primer trimestre de 2019, al registrar una tasa de crecimiento anual de 5,3%, la más alta desde el tercer trimestre de 2013.

Es importante reconocer que vamos por el camino correcto, sin embargo, el sector permanece amenazado por la incertidumbre, un tema que no es de menor importancia para el país en tiempos donde un panorama de desabastecimiento energético está a la vuelta de la esquina. Si bien las reservas de petróleo incrementaron en 8% frente al año pasado, extendiendo el horizonte de autosuficiencia a 6,2 años, el panorama energético sigue siendo precario en petróleo y aún más preocupante en gas natural, ya que en el último año se perdieron dos años de autosuficiencia.

Ante dichas circunstancias, es crucial distinguir los caminos y las metas que se deben perseguir a corto, mediano y largo plazo. Si bien es fundamental aprovechar todas las fuentes de hidrocarburos del país, debemos enfocarnos en la incorporación de nuevas reservas y producción cuanto antes, a partir de los recursos que tenemos disponibles hoy: el mejoramiento del recobro y el aprovechamiento de los YNC. En términos de tiempos, los ciclos exploratorios de estos últimos implican respectivamente 2 y 3 años, mientras que si hablamos de OffShore o de exploración normativa OnShore se requieren unos 8 y 11 años, respectivamente. En ese sentido, es importante resaltar que estas fuentes de recursos son importantes, tienen mucho potencial y es necesario continuar impulsándolas, sin embargo su prospección y desarrollo son actividades que requieren de tiempos mayores a nuestras posibilidades en términos de autosuficiencia.

En cuanto a los YNC, acogemos las recomendaciones de la Comisión de Expertos citada por el Gobierno Nacional. En línea con las mismas, debemos prepararnos Gobierno, Industria y Territorio, para garantizarle al país los más altos estándares de calidad y seguridad en materia ambiental y social, bajo un estricto proceso de construcción de confianza.

Es solo a través de Proyectos Pilotos de Investigación Integral que podremos remover las incertidumbres en el corto plazo, pues a través de la generación de información confiable y transparente, se hará posible disminuir los riesgos, obtener una evaluación del recurso, comprobar su potencial, y establecer su viabilidad ambiental, técnica y económica. Avanzar en este proceso debe ser una meta inmediata del sector, es nuestra mejor apuesta para no perder la autosuficiencia petrolera y es una oportunidad que no podemos desaprovechar.

Debemos tomar conciencia y no repetir nuestra historia, recordar el desabastecimiento de hidrocarburos que vivió el país entre los años 1977 y 1985, en el que se debió importar un total de 53,2 millones de barriles de petróleo y que le costó al país US$4.000 millones actuales. Hoy día, el desabastecimiento petrolero representaría un costo para la economía colombiana de $30 billones anuales, que deberían ser asumidos por el país, con su respectiva afectación sobre el desarrollo y el crecimiento económico. El momento es ahora. Los tiempos del petróleo no dan espera.

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