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Analistas 07/09/2019

¿Qué tristeza de verdad, gas?

Germán Eduardo Vargas
Catedrático/Columnista

Mientras Berkeley prohíbe el gas natural (First City in America to Ban Gas. Bloomberg, 17/07/2019), Bogotá licitó la obsolescencia de Transmilenio; el Presidente declaró «desiertas» las fuentes limpias e interpuso un recurso de «súplica», para promover los contaminantes fracking y offshore (Yacimientos No Convencionales, YNC).

Utilizan estrategias similares a la que nos anclaron al terrorismo, «gaslight»: en 5 años perderemos autosuficiencia (reservas); exprimimos los campos maduros (recobro), y los escenarios de «bajos» precios hacen inviables tales operaciones; solo los YNC justifican inversiones, que garantizarían dos décadas de soberanía energética; así se repotenció Trump, y renunciar a su legado sería una locura: anularemos las regalías, y las importaciones presionarán la inflación.

Hay otras razones, igual de obtusas, como las del presidente de Ecopetrol (Portafolio, 22/05/019), cuando señala que eso le permitió a EE.UU. “tener más empleo (...) y reducir emisiones”. Su irresponsabilidad social no contribuye a erradicar la contaminación y emergencia de salud pública en Bogotá y Medellín; además, cortoplacista, ignora los nuevos empleos y desarrollos tecnológicos de la actual revolución energética, que sustituye el carbón, los hidrocarburos y el gas, por las celdas de hidrógeno o los reactores nucleares.

La empresa más grande del país, vetusta, eclipsa el futuro de la energía en Colombia y tiende a la extinción. El Grupo Energía de Bogotá olvidó generar, y nunca realizó desarrollo tecnológico, y Promigas dice que su recurso es «limpio» (La República, 3/9/2019). Evito hacer referencia a Orlando Cabrales, nombre que confunde Naturgas y Reficar, cuyo caso de corrupción sigue impune.

Qué decir del Presidente de los Pactos y las Comisiones; no hablo de prácticas anticompetitivas y coimas, sino de Mercados de Capitales, Pensiones, Sabios, Fracking y Sector Eléctrico. Fusionando estas, su prioridad está en el “rol del gas natural”; para ello comisionó inexpertos en estrategias progresistas e innovadoras, mientras Macron contrata escritores de ciencia ficción para imaginar escenarios disruptivos (French sci-fi team called on to predict future threats. BBC, 19/07/2019).

Aunque reconoce los “riesgos hidroclimatológicos que nos estresan” (presidencia.gov.co, 02/05/2019), al mismo tiempo se vanagloria de información falsa, diciendo que “Colombia tiene la sexta, ¡la sexta!, matriz energética más limpia del mundo”, pues acaso da cuenta de la generación de electricidad, pues la demanda total “depende 46% de crudo y 16% gas” (¡Es la energía, estúpido! Editorial La República, 22/05/2019).

Tinieblas revestidas de luz, tal como sucede a Paula en Luz de Gas (Gaslight, 1944), la mala vibra de quienes influyen y toman decisiones, a nivel global, ha subestimado la sostenibilidad, y estancó de manera súbita la expansión de las fuentes limpias, pese a que representan la energía más barata para generar y transportar (Renewable capacity growth worldwide stalled. International Energy Agency, 06/05/2019).

Nuestra eterna amenaza y condena, es el mal menor: ¡Qué tristeza de verdad, gas!

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