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Analistas 01/02/2019

Ministerio o gerencia

Germán Eduardo Vargas
Catedrático/Columnista

Durante enero, dos eventos recordaron la necesidad de reconocer convergencias y distinguir paralelismos entre política educativa, cultural y científica, para nuestro desarrollo integral (y competitividad).

Primero, fue publicada la Ley 1957 (24/01/2019), que transforma un Departamento Administrativo, Colciencias, en Ministerio de Ciencia y Tecnología; suena atractivo, aunque los esfuerzos en esta materia siempre han quedado en anuncios. Para no repetir obviedades, baste señalar que es tan ambigua como la Ley Naranja de fomento a la economía creativa.

Con tantas dudas, lo cierto es que se trata de otro Súper Ministerio, transversal como el de Educación (que tuvo adscrito a Colciencias) y el de Cultura (que asimiló a Colcultura). Equiparo estas aristas, pues han apropiado la abstracción sistémica, y distorsionado el pragmatismo estratégico, creando Sistemas Nacionales cuyo colapso es comparable al que representa el pleonasmo “Sistema Integrado” en Bogotá.

En educación superior, p.ej., cada profesor (PhD) resulta ser menos que la suma de las capacidades requeridas para ser buen docente, consejero, investigador, innovador, y administrador; en términos coloquiales, estos especialistas se convierten en insolventes toderos, desafinados hombres orquesta.

No obstante, la integralidad -tal como la integridad- es indispensable. Entonces, no solo necesitamos habilidades técnicas (STEM); también humanistas, deportivas y artísticas, que armonicen, transformen y empoderen, con sentido incluyente, complementario, multiplicador y redistributivo. La palabra, música, danza o dramaturgia, han tenido efecto en la vida de todos (‘Verbis Defectis Musica Incipit’), y pueden ayudarnos a canalizar emociones, estimular pensamientos, crear y aprender colectivamente.

Estos ministerios requieren la visión (si no experiencia) de una persona como Ramiro Osorio, quien fuera artífice de la fundación del Festival Iberoamericano de Teatro (1988), el MinCultura (1997), y el Teatro Mayor de Bogotá, cuyo enfoque público-privado sin ánimo de lucro, sostenibilidad y reconocimiento, contrastan con la crisis financiera o de resultados que han padecido Maloka o Innpulsa, respectivamente.

Con objetivo multilingüe, las matemáticas, el español e inglés, pueden apalancarse con la lectoescritura musical, la interpretación de algún instrumento o el canto en diversas voces, de acuerdo con el MinCultura, la Fundación Batuta, las Bibliotecas Públicas y Casas de la Cultura, que gestaron la iniciativa “Viajeros del Pentagrama”.

Finalmente, a través de quien fuera mi estudiante y amiga del alma de la Universidad Nacional, recibí notificación del infausto fallecimiento de Mary Oliver (17/01/2019), poeta galardonada con el Premio Pulitzer, entre otros reconocimientos, quien construyó reflexiones sobre crecimiento personal y profesional; descubrimiento, aprendizaje y creatividad; cooperación y solidaridad; mérito, castigo y perdón, en contravía de la dinámica condicionante y depredadora que gobierna nuestra sociedad. En Wild Geese, traduzco libremente, escribió: “No tienes que ser bueno. No tienes que caminar de rodillas, arrepintiéndote recorriendo desiertos (…) Háblame de tu desesperación, y te contaré la mía (…) Mientras los gansos salvajes vuelan sobre el cielo azul, regresando hacia su origen, para reencontrarse con lo fundamental”.

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