MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
Quienes adoptan mascotas o abogan por el aborto, usualmente exponen argumentos que soslayan problemas sistémicos y resignan propósitos supremos. Igual que los sindicatos, el Dane y el DNP. Muchos evaden la planificación; ignoran que su disoluta reproducción desequilibra al ecosistema, y no reconocen que el «ecosistema» es insostenible, aunque hayan vivido en la miseria (objetiva), pobreza (oculta) o clase media (vulnerable). En consecuencia, engendran embarazos no deseados, hogares monoparentales y niños solos.
Egoístas, las envanecidas junglas de concreto desplazan a millones de niños abandonados, y habitantes de calle, pues prefieren albergar vehículos (garajes). También mascotas, que mantienen secuestradas o desamparadas en modernos miniapartamentos; además de su compraventa, es aberrante el consumismo gestado en torno a sus comidas, vestuarios, colegios, celebraciones, emparejamientos, peluquerías y hasta spas.
Humanizamos a los animales (y las máquinas), mientras hacemos lo contrario con nosotros. Esa crisis de humanismo, socialismo y ecologismo, se refleja en las distorsiones del Dane y la indiferencia del DNP. Verbigracia, anunciando el Censo Económico (El Tiempo, 2/1/2020), Oviedo desconoció que los trabajos no remunerados (xxx-empleados) siempre han sido la única opción para millones de «ninis», que «ni» pueden mantenerse «ni» contribuir al sostenimiento de una familia; incluso, expresó sorpresa ante la tendencia del hogar unipersonal.
Cínico, le preocupa la «esperanza» de vida aunque no habla de «bienestar»; tampoco de control natal, porque está obsesionado con el producto interno «bruto»: no con la sostenibilidad. Sospecho que hace parte de ese establecimiento que aboga por los «no nacidos», pues los demás son bastardos estatales que deben ser sacrificados como «máquinas de guerra», o esclavizados sin contraprestación (https://youtu.be/LoBA6zrZZM0).
Con igual talante, en la otrora potencia, Biden transó incentivos tributarios por hijo, y cierto milagro económico también apeló a estimular la natalidad para soportar su envejecida pirámide pensional. Con este fin, Corea del Sur, el país «más innovador» del mundo, anunció más limosnas prenatales aunque dichas criaturas estén destinadas a convertirse en Parásitos (Premio Oscar, 2020).
Ante semejante Contrato Social y Salario Emocional, no sorprende que habitemos una época de Depresión Económica, siendo necesario establecer el derecho fundamental a elegir una muerte digna, y el deber de esterilizarnos, para contener la plaga o el virus de la especie dominante, confinada en la miseria e infestada de corrupción. Para ilustrarlo, hace años negocié ante un sindicato que disfrutaba onerosos beneficios, hasta seis hijos, y demandaba la extensión de la cobertura a 13. Ahora, aquel oasis desahucia a sus afortunados empleados, quienes demostraron tanta avaricia como los ricos, y ahora son «des-empleados» o «sub-empleados».
Para concluir, tras el discontinuo Censo Poblacional, el Sisben IV actualizó otra base de datos, pero sus parámetros siguen deshonrando a la verdad, dignidad y equidad. Mensos, nos mantienen confrontados en esta Granja Animal (Orwell, 1945), donde Bogotá fue declarada la ciudad más congestionada del mundo, pese a los confinamientos, porque Claudia López hace apología de la elusión al pico-placa y las multas.
Un paso en falso y, en las próximas décadas, criminales como Pablo Escobar, Carlos Pizarro o Manuel Marulanda podrían convertirse en los nuevos “héroes” de una Colombia delincuencial. Ojalá el país comprenda la magnitud del desafío
El primer daño es el tránsito de la búsqueda genuina de la verdad hacia la imposición de la posverdad, donde los hechos dejan de importar y son reemplazados por narrativas conveniente