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Analistas 14/03/2023

Mamocentrismo

Germán Eduardo Vargas
Catedrático/Columnista

Las vacas son sagradas en India, y los cowboys representan un orgulloso arquetipo colonial. Mientras Silicon Valley reportaba la mayor quiebra bancaria desde la Gran Recesión, aquí viralizamos la suplantación mamaria, porque las redes diseminan la «rumiación»: un ritual chibchombiano.

Paradójicamente, «ganado» equivale a pérdida. Abunda el «f-eudo» mafioso y Petro advirtió que “debe coger el toro por los cuernos” -i.e. intervenir para materializar la reforma agraria y democratizar la tierra prometida-, pues el improductivo o contaminante pastoreo extensivo nunca cedió ni «muuu», y hará conejo.

Miseria bicentenaria (EQx, elitequality.org), Colombia parece una “ps-eudo-cracia”, usurpando la bandera de Andorra o sus vacas huidizas -Betizu-. Sacrilegio, a las buenas nunca se puede; en lugar de devolver o donar parcelas, si no pueden ordeñar al Estado vendiéndole tierra mala, dejarán mamando a los campesinos. Al final, a cambio de conservar sus inmerecidos privilegios vitalicios -o después de «establo-cer» sus riquezas en paraísos-, tiraran algunas migajas.

En este contexto emerge la rumiación, como monólogo interior y al unísono. Para conjurar tanto malestar sobrenatural, diversos rebaños reproducen estribillos mientras marchan. El «problema» no se crea ni se destruye, acaso se transforma, y, aunque no nos cansemos de darle vueltas presidenciales, cada esfuerzo demuestra ser baldío.

Cercados, reencarnamos como víctimas y mantenemos estacadas nuestras creencias limitantes; las propuestas siempre son “vagas” o desestimamos cualquier alternativa, porque gobierna la cabal desesperanza aprendida. En este rosario de desdichas, ¿cuántas veces diserta sobre lo mismo?; ¿aporta algo nuevo o llanamente reitera?, y ¿especula o actúa?

Placer culposo, la «rumiadera» parece mamerta, pero, tal como el chisme o la quejadera, su desahogo presupone una atribución de confianza hacia quienes constituyen grupos de apoyo (Rumination in Interpersonal Relationships, 2008). Como todo, el abuso es contraproducente, y contagia ansiedad-depresión (Relationship between Co-rumination and Internalizing Problems: A Systematic Review and Meta-analysis, 2016).

Ese catastrófico vicio nos mantiene en piloto automático la mayor parte de nuestra vigilia -y pesadilla-. Entonces, dejemos la obsesión de buscar chivos expiatorios; rompamos la comunicación en Modo Subjuntivo -arbitrariamente condicionado-, y «vacunemos», reprogramemos o sustituyamos nuestros simuladores mentales-tecnócratas.

Qué mamera Alejandro Gaviria; fue desleal a una rectoría, su vanidosa campaña fue abyecta, y su MinEducación no aportó rigor ni innovación. Finalmente, demostró inmadurez filtrando desinformación para sublevar: cuánta diferencia con Germán Vargas, quien supo separar temas y manejar diferencias con Santos.

Ahora que la inerte atención al ciudadano-cliente adoptó «cowbots», para mamarle gallo a nuestro récord de Pqrs, y, aunque esté mamado de esperar soluciones efectivas, tenga presente que Rumi recomendaba “elevar las palabras, no la voz”, y afirmaba que “el silencio es el lenguaje de Dios; todo lo demás es vulgar traducción”.

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