.
Analistas 23/05/2024

Maestros del fraude

Germán Eduardo Vargas
Catedrático/Columnista

Tratados de manera indecente, muchos docentes trabajan como toderos -vendedores, gestores, investigadores y psicólogos-.

En las universidades privadas las cuentas no cuadran, porque son empresas nepotistas con maquillaje sin ánimo de lucro; la Sergio Arboleda fue intervenida, y el Rosario crucificó al rector. Así mismo, las públicas tampoco demuestran la conciencia ni el impacto social que anuncian sus marchas.

La Nacional, verbigracia, no es tan «bo-nacho-na» cuando refuerza su detrimento patrocinando el maltrato a la infraestructura y alcahueteando paros; además de esa falta de pertenencia, carece de pertinencia porque tampoco especifica propuestas, y sus profesionales también corrompieron los altos cargos estatales.

Según el Dane, 90,2% de los colombianos son pobres o vulnerables, y la clase media agrega 9,4% porque le cuentan ingresos desde la mitad del indigno mínimo hasta $4 millones. Incentivo perverso, por encima están los privilegiados, corruptos o fraudulentos, que nunca demostraron méritos propios, suficientes o sostenibles.

Sumando a la evidente inequidad socioeconómica, la presunción de excelencia se sustrajo porque la educación actual ofrece una falsa sensación de progreso, tras establecer una «mediocracia» donde las tasas de graduados superan a las de productividad laboral, por persona contratada y hora trabajada.

Ahora, cualquier reclamo se resuelve para mitigar la deserción, siendo normal que la mayoría apruebe sin demostrar competencia; además, para disimular o chantajear, antes de la graduación les regalan pre-icfes o títulos de especialización: otro mal tan endémico como los garajes. En esa sociedad del conocimiento, pocos pregrados y posgrados exhiben alta calidad, y la minoría de egresados que tiene contrato recicló cartones innecesarios para trabajar como «operaria de oficina», aunque sus títulos los hicieran parecer sobrecalificados.

Las reformas defraudaron, y la MinEducación evadió la cortesía asistiendo a un golpe blando. Previamente, su par en MinCiencias minimizó cierto «error de dedo»; igual, observe que sus certificaciones laborales no fueron emitidas por oficinas de contratos, sino por jefes directos: es como si los grados académicos fueran acreditados por docentes, y no áreas de registro.

Las publicaciones tampoco son verificadas ni corregidas, aunque abundan los datos manipulados, para forzar su validación, atraer clics y posicionar titulares (p-hacking); también trafican créditos (“lo siento mucho, pero […] soy un modelo de lenguaje con IA”, https://t.ly/zQ0i1, 2024).

Así se fabrican masivamente “doctores cum laude”. En España, verbigracia, 82,3% de los PhD recibió esa distinción, como si prácticamente todos sus egresados fueran genios, o sus tesis hubieran transformado la historia de su campo y el futuro del planeta (https://t.ly/lnpow). Por tanto, recomiendo a la Contraloría investigar la pobre utilidad de los recursos públicos destinados a Becas e I&D+I.

Paradójicamente, la educación está tan sobrevalorada como menospreciada, según demuestran los CV adulterados con falsos conocimientos, diplomas o certificados de experiencia, y los doctorados honoris causa.

Conozca los beneficios exclusivos para
nuestros suscriptores

ACCEDA YA SUSCRÍBASE YA

MÁS DE ANALISTAS

ÚLTIMO ANÁLISIS 03/12/2025

Oportunidad vs oportunismo climático

La oportunidad de construir una agenda adaptiva capaz de articular la elusiva bioeconomía con el reemplazo del petróleo pasa por una agenda de innovación

ÚLTIMO ANÁLISIS 05/12/2025

OpenAI: Opex, Capex y el arte de la deuda ajena

Mientras Google y Microsoft mantienen conservadores ratios de deuda sobre patrimonio del 11% y 33% respectivamente, un análisis de JP Morgan sitúa el de Oracle, otro socio clave de OpenAI, en un asombroso 500%

ÚLTIMO ANÁLISIS 05/12/2025

Mientras más claridad, mayor amistad

Un buen reglamento protege a la empresa en momentos difíciles, cuando ocurre un incidente reputacional, una investigación, una alerta de riesgo o una situación de crisis