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Analistas 01/10/2022

¿Deuda (de) por vida?

Germán Eduardo Vargas
Catedrático/Columnista

La oposición burló la diatriba presidencial contra la apatía y porfía global. Se resiste a reconocer fracasos, y debacles sistémicas.

Acusando pertinencia, Petro mezcló en la Caja de Pandora a los combustibles fósiles, la revolución verde y el cambio climático; la soledad, el canibalismo y los alucinógenos. La miseria, la deuda y la guerra. Además, señaló la “hipocresía” de los ODS-ONU, cuyas malogradas metas siempre fueron mezquinas.

Sus obcecados críticos replicaron que no estamos tan mal como insistimos los posesos que, desde la Primera Vuelta -no Línea-, demandamos cambios radicales. Y seguirán maquillando la cruda realidad, ignorando la surrealista complejidad del cambio, y confundiendo los claroscuros (El Imperio de las Luces, Magritte).

Sin embargo, dejando atrás la excusa de la Cláusula Petro, los petroleros terminaron validando que “Colombia tendría que importar en 2026”, porque nunca ha tenido reservas suficientes. Conchudos, exigen seguir subsidiando precios, y ocultando el costo de sus externalidades.

Conveniente relatividad, en gestión sabotean la Visión manipulando la Historia. Y los astrónomos vislumbran al pasado, aunque el universo observable no necesariamente es alcanzable. En economía esa óptica permite normalizar la anómala deuda, y la milagrosa pero arbitraria valoración en el tiempo, trayendo al presente ingresos que probablemente nunca aparecerán en el futuro.

Retardatario, el heredero de Aval rechazó que califiquemos al sector financiero como “parásito”, aunque castiga a los que menos tienen para favorecer a los que ostentan más poder adquisitivo. Su Ley de Compensación patrocina al consumismo, no al empresarismo, y ofrece “compraventa de deuda” porque, sumada al “crédito tributario”, facilita la elusión y concentración (How the Wealthiest Avoid Income Tax. Propublica.org, 8/6/2021).

Petro pidió “cambiar deuda por vida”. Faltó mencionar la *dignidad*. En términos de Reparación o No Repetición, construyan versiones 2.0 de la Ley de Pago en Plazos -con Precios- Justos, y la de Borrón y Cuenta Nueva. Condonen intereses porque, con la complicidad del BanRepública y la SúperFinanciera, el sistema tiende a la usura para desahuciar subempleados y “negocios de subsistencia”.

Perpetuando el Desplazamiento de la Carga, cuyo tramposo arquetipo contagió a la pirámide pensional, Petro acaso democratizará el crédito cooperativo. Su “contrarreforma” tampoco corregirá la inequidad, ni eliminará la reserva tributaria; finalmente, evadirá la publicación de Datos Anonimizados para invisibilizar la realidad u opacar nuestra veeduría.

Mientras cazaba Mariposas Amarillas, mermelada Echeverry coqueteó con la “orgía de irracionalidad”. Debería reflexionar sobre la crisis de las Universidades Acreditadas por Alta Calidad, cuyos egresados en Economía, Derecho e Ingeniería son responsables de la inagotable corrupción, el persistente retraso y el autodestructivo progreso.

Reconozco en Petro una visión adelantada a su tiempo; un pésimo gerente, y su peor contradictor: su gobierno es Uniandino, viajó a la ONU usando combustibles fósiles, y viste industria francoitaliana. Entretanto, desesperado, Maduro anuncia que copiará la tributación estadounidense, aunque, sobregirado, dicho país parece Paraíso sin vincular Estado de Bienestar.

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