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Competitividad, productividad e innovación: diferencias (I)

miércoles, 2 de octubre de 2013
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Aunque están íntimamente relacionados, los conceptos competitividad, productividad e innovación tienen importantes diferencias que fueron dilucidadas en el documento preparado por Robert Atkinson (agosto 2013) de la Fundación de la Tecnología de la Información y la Innovación (Itif sigla en inglés), para aclarar las confusiones que muchas veces surgen alrededor de los mismos.

Aunque están íntimamente relacionados, los conceptos competitividad, productividad e innovación tienen importantes diferencias que fueron dilucidadas en el documento preparado por Robert Atkinson (agosto 2013) de la Fundación de la Tecnología de la Información y la Innovación (Itif sigla en inglés), para aclarar las confusiones que muchas veces surgen alrededor de los mismos.

La Itif es un centro de pensamiento a la vanguardia en el diseño de estrategias de innovación y políticas tecnológicas, dedicado a ayudar a crear oportunidades que mejoren la calidad de vida en todo el mundo por el benéfico rol de la tecnología, con ideas pragmáticas para mejorar la productividad, impulsar la competitividad y contribuir al logro de los retos globales a través de la innovación.

Los términos competitividad, productividad e innovación a menudo son utilizados por muchos economistas, expertos y políticos casi que indistintamente y con poco significado preciso. Para remediar ésta situación, el mencionado memo de política los define y explica cómo importa cada uno de ellos en la prosperidad económica.

Sobre la competitividad, al revisar los significados dados por el Foro Económico Mundial y el IMD, quienes elaboran informes acerca del tema, se observa que en ambos casos está relacionada con la productividad y el crecimiento del PIB, lo cual no es preciso. Para ver por qué, estima importante diferenciar entre industrias en sectores transables y no transables, es decir, si exportan ó no. Así, la competitividad se refiere sólo a la salud económica de los sectores de una región ó nación. 

Pero entonces ¿cómo definir esa salud? Si es por empleo y el sector que exporta en una región es altamente productivo, podría tener menos puestos de trabajo que otra región, aunque la primera región de hecho sea más competitiva. Si es por valor agregado, la cantidad de valor que agregan las empresas del sector transable en razón de los insumos que compran afuera, puede ser una definición más precisa, pero no controla el tamaño de la economía, pues cuanto mayor sea, más grande será el impacto del valor agregado en la competitividad; y también, si una región tiene muchas más importaciones, aunque sus sectores transables produzcan gran cantidad, esa economía no depende de ella cuando se trata de competitividad.

Pero centrarse en los déficits comerciales por sí solos no tiene en cuenta el hecho de que un país puede tener superávits, pero lo hace mediante subsidios a los exportadores (ejemplo, mediante manipulación de la moneda) ó al erigir barreras a los importadores (ejemplo, aranceles). En este caso el superávit comercial no es reflejo de la verdadera competitividad de los sectores transables, sino más bien reflejo de la magnitud de la ayuda que reciben sus empresas.

Por lo tanto Atkinson considera que la verdadera definición de competitividad es la capacidad de una región para exportar más en valor agregado de lo que importa. Para éste cálculo se deberían contabilizar los “términos de intercambio”, incluidos todos los “descuentos” dados por los gobiernos a las exportaciones, tales como una moneda artificialmente barata, salarios bajos, disminución de impuestos a las empresas, así como subsidios directos; pero además considerar todas las barreras arancelarias y no arancelarias a las importaciones.

Destaca que si bien existen datos sobre la balanza comercial de casi todos los países, la información sobre la extensión de los descuentos a las exportaciones y las restricciones a las importaciones (especialmente a través de barreras no arancelarias), son difíciles de obtener. A pesar de ello menciona que superficialmente parecería que países como Austria, Alemania y Suecia están en la lista de economías más competitivas (tener excedentes comerciales, salarios relativamente altos y descuentos limitados). Por el contrario, países como China (demasiados descuentos) y Estados Unidos (alto déficit comercial aún cuando es reflejo de los subsidios extranjeros), es poco probable que estén en esa lista.

Así que una economía competitiva es aquella que tiene superávit comercial, pocas barreras a las importaciones y limitados descuentos a los exportadores. En mi próximo artículo, la segunda parte de éste, trataré los términos productividad e innovación según Atkinson y las implicaciones que estima tiene en el diseño, ejecución y evaluación de la política pública relacionada con cada uno de ellos.

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